Calígula o una hermenéutica del nihilismo
Uno quiere vivir y yo vivo incluso a despecho de la lógica.
—Los hermanos Karamazov, Dostoievski
Advertencia al lector:
Este es un ensayo, o bien podría ser una obra de teatro. En
realidad no lo sé. Poco importa. Podríamos hacer una hermenéutica del nihilismo de variadas formas: un escrito que indique al principio su angustiante condición ontológica de no
saber si su ser consiste en ensayo u obra de teatro, o, si forzamos las analogías, así como el criticismo de Kant consiste
en una demarcación del conocimiento, Nietzsche, al declarar
a Dios muerto, realiza una delimitación del sentido. Eso sí:
lo que no se vale es perpetrar un “nihilismo hermenéutico”.
Obra en un acto y una escena.
Alguien, en un escrito muy posmoderno, propone un final alternativo a Calígula, de Albert Camus.1 Calígula, al llevar su
lógica al máximo, decide inaugurar los Diálogos con Calígula: la oportunidad de darle la luna al emperador (fracasar
cuesta la vida).
Acto I. Escena I.
Se abre el telón. Oscuridad total. Las luces aumentan su destello poco a poco iluminando una mesa rectangular. Calígula,
sentado de perfil hacia el público. Delante de él, una silla
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Autarquía
vacía. En el fondo, un espejo. Helicón entra por la derecha.
CALÍGULA (a Helicón)
Hoy es un gran día, Helicón. Mi pedagogía rinde frutos. Varios
alumnos han desfilado ya por los Diálogos con Calígula. Ya no quedan muchas cabezas. Mientras la soledad se agranda, la distancia
con la luna decrece.
HELICÓN
Tenéis razón, Cayo. Hoy es especial. Por primera vez se presenta a
los diálogos un hombre por voluntad propia. Dice ser de otra época;
no sé qué coños se trae. Su nombre es…
CALÍGULA (refunfuñando)
Qué me importa su nombre. ¡Entre locos nos llamamos con los ojos
y no con palabras!
HELICÓN
Creo que está todo bien. El hambre apremia. (Sale por la derecha
comiendo una cebolla al tiempo que entra el Hombre Posmoderno)
CALÍGULA (lanzando un grito)
Comienza ya. El tiempo no es infinito, al menos no en este mundo.
Dadme la luna.
HOMBRE POSMODERNO (con tranquilidad)
Creaste una moral con base en la negación de la moral misma. Moral sin morada. La vida no tiene sentido, ni nuestras palabras. Tus
1
Pieza en cuatro actos. Calígula, emperador del imperio romano, se haya ante una verdad inconmovible: los hombres mueren y no son felices. Lo que
el emperador anhela es la Luna, lo imposible: aprehender en su plenitud la contingencia y el misterio de la vida. Para lograrlo, con una lógica irrefutable, demostrará qué tan vacua es la moral de su época.