Auschwitz, el matadero de la historia AUSCHWITZ revista | Page 66
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cámaras de gas, camufladas de duchas, estaban en el bloque 11. La primera de
ellas fue instalada cerca del primer horno. Tenía puertas herméticas en dos
lados y ocupaba una extensión de 65 m2. En otoño de 1945 se instaló la
segunda, en una vieja casa de colonos y recibió el nombre convencional de
Bunker II. Una tercera se levantó a 2 kilómetros de la primera, y fue llamada
Bunker I. Los hornos crematorios (Krematorium) eran cuatro: los dos
primeros se construyeron en el invierno de 1942-43 y los otros dos, seis meses
más tarde.
El encargo se hizo mediante una carta del 3 de agosto de 1942 (n. 11450/4
2/Bi/H) a la empresa Topf und Söhne, de Erfurt. Los cuatro hornos tenían
cámaras de gas anexas y recibieron la denominación II, III, IV y V.
Los hornos II y III tenían un subterráneo (Leichenkeller 1 y 2) destinado al
gaseado. El primero medía 240 m2, con una altura de 2,40 m.; el segundo, 400
m2, con una altura de 2,30 m. Los crematorios IV y V poseían dos
locales de una extensión de 580 m2 cada uno, denominados
convencionalmente Badeanstalt für sonderaktion. Su verdadera finalidad se
especifica en una carta de Bischoff a Kammler (29 de enero de 1943, n.
2250/43°). A la inauguración de los hornos I y II acudieron desde Berlín
personalidades del gobierno, con Himmler a la cabeza. La prueba se hizo con
8.000 judíos de Cracovia. La puesta en funcionamiento de los crematorios III
y IV —construidos con materiales más baratos, lo que los inutilizaba tras un
periodo de intensa actividad, y más frágiles ante los sabotajes del
Sonderkommando— hizo necesaria la creación de un total de 46 hogares, con
una capacidad destructiva de 12.000 personas al día. En cada hogar se
introducían de tres a cinco cadáveres por vez. El tiempo necesario para
quemarlos era de media hora. El trabajo estaba facilitado por un montacargas
eléctrico del que se hallaban provistos los crematorios II y III. Los cadáveres
para los hornos crematorios IV y V eran transportados por medio de unos
ganchos. Los huesos eran triturados, amontonados en camiones y
transportados a las orillas del Vístula o del Sola, donde eran abandonados en
la corriente. A veces se utilizaban para desecar aguazales y zonas pantanosas.
La Comisión de Expertos presidida por el profesor Dawidowsky aseguró que
se habían incinerado cinco millones de víctimas en el complejo de campos de