Auschwitz, el matadero de la historia AUSCHWITZ revista | Page 2
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Auschwitz
Por José Ang. Lagos-J. -Periodista/Editor de Mirror Magazine-
MIRROR-En el mundo de la postguerra han surgido varios grupos que observan los
acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, según les parece y conviene. Los hay
historiadores –los serios de verdad-; cineastas, que se han enriquecido en Hollywood
principalmente, haciendo películas totalmente fantásticas donde los alemanes se comen a
los niños y son unos cobardes al ser vencidos fácilmente por los norteamericanos; existen
también los revisionistas, quienes pecan de mentirosos estúpidos, pues niegan lo ocurrido
teniendo las evidencias en sus propias narices; por ejemplo, dicen que “la Solución Final al
Problema Judío” o el genocidio nazi, es una patraña del sionismo y nunca se dio en la vida
real, cuando los campos de concentración están a la vista, los testigos, las fotos que la
misma SS, guardia de los campos, tomó; e incluso, los films que los hay en cantidades
“industriales.” Y, para no extendernos mucho, están los “pobrecitos”, las víctimas, los
eternos sufrientes, que andan por la vida repitiendo lo malos que fueron los nazis con ellos
y que nunca merecieron tales situaciones de crímenes masivos. Los judíos son estos últimos
con ese “cuento” que solo la actual canciller alemana, Angela Merkel, ha incentivado en
perjuicio de la salud espiritual y psíquica de los alemanes de hoy.
En lo personal, no me gusta el sustantivo hebreo “shoa” u “holocausto”, según su
traducción al español; pues sugiere “sacrificio” de seres humanos en nombre y en honor de
Dios. Prefiero llamarlo de dos maneras que son realistas, terrenales y crudas, como debe
llamarse: “Solución al Problema Judío”, tal y como lo denominaron los propios nazis
durante y después de la Conferencia en la Mansión de Wannsee, en Berlín, donde se echó a
andar la maquinaria de la muerte; o sino llamarlo también “genocidio”. Y no considerarlo
solamente un asunto que compitió únicamente a los judíos europeos, sino también a los
gitanos, enemigos políticos del Tercer Reich, prisioneros rusos, negros del ejército
estadounidense, homosexuales y todo aquel que no fuera compatible con la ideología
nacionalsocialista creada y ejecutada por Adolf Hitler y su camarilla. Como vemos, el
término genocidio nazi es más amplio y tiene que ser justo con la realidad de lo acontecido
y la verdad.
Y como el mundo es una balanza, son dos polos que se anteponen en ambos
extremos, según decía Kant… “la tesis y la antítesis”, hay que reflejar con toda claridad la
enorme cantidad de presos alemanes que murieron entre 1945 y 1947 en los enormes
campos de concentración hechos por los Aliados una vez finalizada la guerra. Más de un
millón de alemanes murieron lentamente de frío, enfermedades y hambre, pues así lo
decidieron los ingleses, norteamericanos, ruso-soviéticos y franceses, ganadores de la
contienda armada. Pero eso es parte de la maldición de las guerras, la inhumanidad que
habita en los cuerpos, almas y mentes de los seres humanos, quienes combaten siempre en
pos de una quimera, de una utopía tan grande como la misma barbarie que están
cometiendo al sostener las armas en sus manos. Porque la guerra es eso… barbarie,