¿Qué tablas son las más adecuadas?
La elección de las tablas de esquí dependerá de las preferencias del esquiador y de su nivel. Esquiadores
principiantes e intermedios, requerirán comodidad y flexibilidad. Se recomiendan en estos casos una curvatura entre 25 y 30 cm que faciliten la
curva y permitan derrapar para controlar la velocidad. Los esquiadores
más avanzados, que busquen elegir
una trayectoria cortada a lo largo de
un giro u obtener impulso a remontar
una pendiente, deberán optar por tablas con una curvatura entre 18 y 25
cm de radio. Los experimentados preferirán esquíes con mucha curvatura
(menos de 15 cm de radio) para poder
inclinarse al máximo en la curvas. Para
competición, se buscarán esquíes más
precisos y potentes, con el objeto de
alcanzar mayores impulsos.
Botas y fijaciones
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Las fijaciones dependen del nivel y el
peso del esquiador. Estas deben sujetar la bota y asimilar los golpes en
el terreno, deben abrirse y liberar la
bota cuando la posición pone en riesgo la pierna por una caída o desequilibrio. Esto significa que si el ajuste es
excesivo, puede impedir el desenganche oportuno o si por el contrario, está
demasiado flojo, podría ocasionar un
desenganche inesperado generando
una caída. Las botas, además de proteger contra el frío y los golpes, son esenciales en la transmisión de los apoyos
sobre la tabla. Por eso, es fundamental
que sean precisas y cómodas. Lo ideal
es que, dentro de una posición relajada. Los dedos, por el contrario, deben
moverse de un modo natural para facilitar el control de las tablas.