Asetur 17 Dic.2013 | Page 39

Hemos escuchado hablar acerca de la reforma educativa y de nuevas políticas para exigir la profesionalización del docente; así mismo se ha hablado de la falta de ética de algunas universidades por convertirse en un simple negocio más de explotación hacia las familias; muchas sin preocuparse realmente por tener jóvenes profesionistas altamente capacitados o competitivos para el mundo laboral sino preocupados sólo por solventar sus propios intereses. Y es que esto se ha vuelto un gran problema en nuestro sistema educativo y económico; que por muchos años al gobierno no le ha importado. Bien dicen al pueblo pan y circo y todos contentos, ¿pero realmente deseamos seguir en lo mismo? Es evidente que educación y empleo son factores que potencian la participación de adolescentes y jóvenes en actividades, es decir que quienes están fuera del sistema educativo o no tienen acceso al mercado laboral cuentan con menos posibilidades de avanzar en su desarrollo humano y decidir sobre sus vidas. Y está claro que una de las principales razones que desmotivan la participación de las juventudes en actividades es la falta de respuesta a sus expectativas. Las juventudes se consideran protagonistas del desarrollo, ¿pero realmente se la creen? Se perciben sin poder de decisión para superar sus privaciones, se consideran grupos vulnerables y hasta víctimas; bueno a quien no le es más fácil quejarse y echarle la culpa a otros justificando nuestra falta de acción y movilidad. Somos expertos en generar pretextos o excusas. Lamentablemente las actuales generaciones no asimilan, ni entienden que la participación es fundamental en los procesos de desarrollo humano por sus efectos en la autoconfianza, empoderamiento y capacidad para actuar sobre las metas definidas por las personas y por la conquistas de sus derechos humanos. En la medida en que las juventudes participan procuran su bienestar y el de sus comunidades. El problema no es exclusivo de México, es un asunto de prioridad global que enfrentan más de 75 millones de jóvenes, de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Tan sólo en México se registraron 7 millones 820 mil ‘ninis’ en 2012, reportó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), colocándose como el tercer país con mayor número de personas en esta situación, detrás de Turquía e Israel. 38