¡Vaya dilema no!. El saber pensar bien las cosas y no solo actuar por actuar.
En ocasiones nos encontramos en esta situación;
actuamos por actuar sin pensar un momento en las
consecuencias que pueden ocasionar nuestros actos. Todos en esta vida cometemos errores nadie
es perfecto; todos hacemos a veces cosas que nos
hacen meternos en problemas, pero hay una manera de encomendarla pidiendo perdón o pidiendo
permiso, principalmente a la persona o personas
que lastimamos o por lo contrario de aquellas que
necesitamos dicho favor.
Para poder entender bien estos puntos hay que empezar a definirlas:
Pedir permiso: Es el consentimiento dado por una
persona que tiene autoridad para hacerlo. Para algunos este punto es fácil para otros no, o simplemente
no se le da la mínima importancia. Aquella persona
que le inculcó este principio lo llevara todo el trayecto
de su vida y lo pasara a su generación futura.
Pedir perdón: Es asumir la totalidad de nuestra falta y arrepentirnos de todo el mal que produjo, ya
que aunque no puedas del todo repararla, te produjo
dolor la acción, lo sientes, estás arrepentido, y quieres de vuelta procurar lo bueno y hasta recuperar
la confianza de quienes a cierto punto les fallaste.
Pedir perdón por una mala acción es la forma más
poderosa de demostrar nuestra humildad y honestidad, pero también es el estar consciente de las consecuencias que se pueden acarrear en esta transición de pedir perdón.
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