Arquitectura Industrial
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ARQUITECTURA INDUSTRIAL (Edificios de Hierro y Cristal)
El reencuentro con la antigüedad en la segunda mitad del siglo XVIII ya significó un primer “Revival”, esto
es, una suerte de resurrección de la estética del pasado que a lo largo del siglo XIX explorará las
posibilidades de la historia como fuente de inspiración, haciéndose cómplice de ella el artista al encontrarse
incapaz de rebasarla.
Así ocurrió con la escultura al modo antiguo, cuyo clasicismo radicaba en el tema elegido y en su blanca
plasmación material, como muestra la poetisa Safo de Jean-Jacques Pradier o bien con el eclecticismo más
atrevido de Max Klinger al enfrentarse a la figura heroica de Bethoven de efectista concepción y cromática
composición marmórea ejecutada a finales de siglo.
La arquitectura del siglo XIX supone cambios radicales en las formas, las estructuras, los materiales, las
tipologías, e incluso en la relación del edificio con el hombre y el medio.
La arquitectura europea hasta mediados del siglo XVIII presenta un carácter unitario, aunque adopte
formas peculiares en cada país, pero siempre con características comunes. Sin embargo, la fatiga de las
formas barrocas provocará una reacción que no va a ser unívoca: en los primeros años del siglo
podemos encontrar puentes de hierro, abadías neogóticas y arcos de triunfo clásicos. Esta diversidad
refleja el eclecticismo que caracterizará y definirá al siglo XIX. Durante la mayor parte de este siglo, la
burguesía busca una arquitectura que refleje su poder. Lo conseguirá mediante dos opciones:
• Las corrientes historicistas
• La experimentación y el uso de nuevos materiales: hierro, vidrio y concreto