ARQUITECTURA SIGLO XIX ANTOLOGÍA | Page 43

Ecléctico Publicación de internet ECLECTICISMO: LA ARQUITECTURA IDEAL DEL SIGLO XIX La arquitectura de la segunda mitad del siglo XIX, asimiló influencias provenientes de campos tan distintos como la historiografía, la arqueología, la literatura y la filosofía. Historiografía y arqueología hicieron posible los primeros estudios serios de catalogación e inventario de las ruinas griegas, así como la publicación de los primeros libros sobre historia de la arquitectura, pero fue la literatura la que puso de moda el gusto por lo medieval, fomentando una cierta simpatía por la historia y arqueología medieval. La legendaria novela El Castillo de Otranto de H. Walpole, inició una larga serie de títulos que situaban la acción en la Edad Media o en la contemporánea y en los que siempre se hacían referencias arquitectónicas a edificios góticos reales o disparatadamente imaginarios, como la catedral gótica de Madrid descrita en El Monje de Matthew G. Lewis. Al margen de estas modas, impuestas por la literatura de ficción, el historicismo gótico gozaba de merecido prestigio en una cuádruple vertiente: cristiana, nacionalista, racional y social. El argumento central en la obra de Pugin, es que la religión verdadera debe conectar con la arquitectura verdadera, por ello consideraba la arquitectura gótica como la arquitectura del cristianismo: 'El gótico no es un estilo, es una religión y vale más que el estilo griego porque la religión cristiana vale más que la pagana. Por lo que se refiere a la corriente nacionalista, fueron los intelectuales norteuropeos quienes contribuyeron al estado de opinión de los nacionalismos arquitectónicos. En el temprano escrito de Goethe Von Deutscher Baukunst, reeditado repetidas veces e instrumentalizado tendenciosamente, se afirmaba que la arquitectura nacional alemana se encontraba en la tradición gótica. En Francia la defensa del gótico que hace Victor Hugo en su novela Notre-Dame está teñida de nacionalismo: 'En espera de los nuevos monumentos, conservemos los antiguos. Inspiremos al pueblo el amor por la arquitectura nacional'. Los tres capítulos de la novela -Nuestra Señora de París, París a vista de pájaro y Ésto matará a aquéllo- dedicados a la arquitectura y que no aparecieron sino en la tercera edición del libro, son probablemente algunas de las páginas más lúcidas que se han escrito sobre arquitectura durante este período. Por otro lado, los arquitectos del siglo XIX se encontraban ante el dilema idealismo-racionalismo, o arte- ciencia. Viollet-le-Duc, a pesar de su creencia en la racionalidad de la arquitectura griega, declaraba que en la arquitectura de siglo XIII era imposible separar la forma de la estructura y por lo tanto el gótico era el único sistema racional de construcción. Sin embargo, la demanda social de nuevos programas de edificios suscitaba la esperanza del surgimiento de una nueva arquitectura, objetivo primordial de todas las elucubraciones que tuvieron lugar a lo largo del siglo XIX. Los aspectos del historicismo siempre implicaban una determinada actitud hacia el pasado. Hemos visto cómo los idealistas creían que volviendo al gótico se podía crear la nueva arquitectura, pero existían otros arquitectos que utilizaban los estilos históricos según las demandas del cliente o en el mejor de los casos, siguiendo criterios de oportunidad. Se les llamó eclécticos. 43