El congreso elige, además, un comité nacional compuesto de 7 miembros (3 socialistas)
presidido por Antonio García Quejido, que lo seguirá siendo hasta el III congreso, en
1892. Es destacable que Pablo Iglesias- aunque intervino a fondo en la constitución de
UGT- no fue elegido presidente hasta el VI congreso, en 1899; cargo que ocuparía- junto
a la presidencia del PSOE- hasta su muerte en 1925, lo que puso a prueba la
compatibilidad de cargos entre ambas organizaciones que ha venido funcionando
prácticamente hasta la década de los ochenta del pasado siglo.
En todo caso, desde su constitución, la historia de UGT y del PSOE (la llamada “familia
socialista”) se confunde con la historia del movimiento obrero en España desde su
nacimiento como lo demuestran infinidad de hechos relevantes que pusieron de
manifiesto el decidido apoyo de ambas organizaciones a la emancipación de los
trabajadores y a la defensa de la libertad y la democracia que se acrecentó de manera
extraordinaria en la II República, en el levantamiento militar franquista y en los años de
plomo de la dictadura.
TRANSICIÓN HACIA A LA DEMOCRACIA
Con la muerte de Franco, comienza la transición
política y sindical hacia la democracia. Sin
embargo, para UGT la transición comienza en su
30º Congreso Confederal- un acontecimiento
memorable que se recuerda todavía con
entusiasmo y veneración- que se celebró, en
1976, en el restaurante Biarritz de Madrid, bajo el
eslogan “A la unidad sindical por la libertad”, 40
años después del levantamiento militar franquista.
El 30º congreso certificó la ruptura con el sindicato vertical franquista, cuando en España
la transición política se llevaría a cabo más tarde a través de reformas políticas
consensuadas. El sindicato volvió a defender, además, la estrecha relación histórica entre
UGT y el PSOE, rechazando en este sentido la incompatibilidad de cargos; ratificó el
rechazo al “entrismo” en el sindicato vertical, que practicaban USO y CCOO; apostó por
impulsar el reconocimiento de las secciones sindicales en las empresas; y, finalmente, por
el establecimiento de la pluralidad sindical en nuestro país en un marco de libertades.
En definitiva, el 30º congreso significó tres grandes cosas: La negación de cualquier
continuismo, más o menos edulcorado del sindicato vertical; la irrupción de la libertad
sindical; y la afirmación del pluralismo sindical realmente existente en España. Dicho de
otra manera: Cualquier proceso de unidad sindical tenía que partir necesariamente del
restablecimiento de la libertad sindical.
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