Argumentos Socialistas Nº 3 Noviembre - Diciembre 2013 | Page 32
Constitución está aún limitada y condicionada por la subsistencia petrificada del bloque de
Acuerdos suscritos en 1979 que degradan las expectativas de un Estado
constitucionalmente laico, por lo que deberían ser todos ellos revisados para que
desaparezcan aquellos elementos que contradicen la proclamada aconfesionalidad del
Estado.
Ante este problema capital, el PSOE tiene que elegir entre una de las tres posibles
soluciones:
a) Mantener las cosas como están y no tocar la literalidad de los Acuerdos, litigando el
Gobierno de turno con la Iglesia ante los tribunales de Justicia cuando pretenda dictar
alguna norma que no guste al poder eclesiástico. Este camino significa hacer dejación de
la soberanía del Estado, aceptar la limitación del alcance del poder público en relación a
la laicidad realizable conforme a la Constitución. Se trata de un camino a ninguna parte
reiteradamente ensayado respecto al Acuerdo sobre Educación, con resultado negativo
para las modificaciones propuestas por el Gobierno y derogadas por el Tribunal Supremo
a instancia de la Iglesia.
b) Denuncia directa de los Acuerdos para que pierdan todo su vigor. Significaría que no
hay dialogo posible, o ha sido agotado con la Iglesia todo intento de revisión negociada
los cambios necesarios, o que se plantee, como piensan algunos, que la totalidad de los
contenidos de los Acuerdos requieren una rectificación absoluta porque todos ellos
pueden ser considerados contrarios o extraños a la Constitución. Es aconsejable evitar
situaciones traumáticas y conflictivas que no ayudarían a ninguna de las partes a resolver
los problemas concretos existentes. Pero es la solución que propone una parte de la
opinión pública, cansada de la resistencia de la Iglesia al más mínimo cambio y de la
inoperancia y de los aplazamientos de los Gobiernos para abordar reformas de los
Acuerdos consideradas imprescindibles.
c) Revisión a fondo de todos los Acuerdos, modificando o eliminando todas aquellas
cláusulas que resultan ser incompatibles con la laicidad constitucional. Pese a lo que
algunos partidarios de la opción a) dentro del Partido crean, se trata de la solución más
equilibrada y moderada, que debe ser planteada