A fondo
comunitarias, es decir de naturaleza federal y europea. Cuarto, con todo ello se consigue anteponer la reducción del déficit público al objetivo del crecimiento económico. Y quinto, se da prioridad a las políticas de reformas regresivas, de recortes en el gasto público, las prestaciones sociales y la privatización de los servicios públicos.
De esta forma, se produce una doble confluencia, un doble triunfo: el del ordoliberalismo que posibilita sustituir las precedentes políticas expansivas por políticas de ajuste, y el de las ideas conservadoras en materia económica que hace depender( falsamente, hay que decir) el crecimiento de la adopción de recortes del Estado de Bienestar.
Doble triunfo que en realidad produce un gran fracaso. El representado por el hundimiento en la recesión( más profunda aun que la anterior) de toda la economía europea, y el personificado en el mayor volumen de desempleo registrado nunca en Europa.
Tres años más tarde, desde el momento en que comenzaron a adoptarse las nuevas políticas, se reconoce, en primer lugar, el fracaso de las políticas de austeridad incluso para el propio objetivo de reducir el déficit público. Segundo, se demuestra que las teorías inspiradoras de las mismas( la denominada austeridad expansiva) estaban profundamente equivocadas. Y tercero, se admite la necesidad de relajar todos los objetivos de consolidación fiscal impuestos desde el nivel europeo a los países con graves problemas de financiación.
La rectificación es necesaria; imprescindible incluso, para( recuperando el tono económico a través de la simple reducción de los recortes y ajuste de gasto público) aumentar la eficacia en la reducción del déficit fiscal. Pero el tiempo perdido y los efectos de las equivocadas políticas adoptadas dejan un coste enorme en términos de empleo perdido, de destrucción de empresas y de tejido productivo, junto al incremento brutal de la desigualdad y a unos costes sociales inmensos.
Nota: Én el próximo número tendrá continuidad el presente artículo
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