SU MÁS RECIENTE INICIATIVA TIENE LUGAR EN OAXACA, UN ESTADO QUE, SEGÚN ELLA,“ POSEE UN POTENCIAL HUMANO Y CULTURAL EXTRAORDINARIO”
Hay personas que no solo imaginan un México mejor, sino que se arremangan las mangas y lo construyen, paso a paso, con compromiso y empatía. Nagibe Abbud, activista, empresaria y rescatista animal, es una de ellas. Desde hace años ha combinado su espíritu social con su lado artístico y su visión de innovación para impulsar proyectos que promueven el desarrollo sostenible en comunidades olvidadas, como Oaxaca, que históricamente ha sido marginado de las oportunidades que ofrece la modernidad.“ El proyecto en Oaxaca consiste básicamente en impulsar el desarrollo de este estado a través de la innovación y la sostenibilidad. Estamos trabajando en infraestructura, educación, tecnología, agricultura y reciclaje. La idea es llevar herramientas modernas y oportunidades reales a comunidades que a veces han sido olvidadas”, explicó. A diferencia de otros programas asistencialistas, la propuesta de Nagibe se basa en un modelo de inversión colaborativo, no en la caridad. El enfoque es claro: generar crecimiento económico y beneficios mutuos entre las comunidades, el sector privado y el gobierno local.“ No es un regalo ni caridad. Es un proyecto que genera crecimiento y beneficios mutuos. Queremos que Oaxaca sea un ejemplo de cómo se combina la tecnología global con el talento local”, puntualizó. En este proceso, Abbud y su equipo han trabajado directamente con ejidatarios, líderes comunitarios y autoridades municipales, especialmente en zonas como Salina Cruz, donde hay mucho talento y disposición, pero pocas oportunidades reales. Reconoció que convencer a las comunidades no ha sido fácil, sin embargo, la clave ha estado en una palabra que pocas veces se asocia con grandes proyectos: escuchar.“ La participación se logra escuchando primero. Antes de implementar cualquier proyecto nos acercamos a las comunidades, a los líderes locales y al gobierno. Presentamos propuestas claras, transparentes y con resultados medibles, para que todos vean que es algo serio, con estructura y propósito”, destacó. Ese enfoque ha generado confianza y cuando la gente ve resultados tangibles, se suma con entusiasmo.“ No se trata de imponer, sino de construir juntos. Somos una comunidad. Lo que queremos es dejar un cambio positivo y duradero”, enfatizó con pasión sobre la gente del país y con un toque de indignación sobre la imagen que a veces se proyecta de México en el extranjero. Reiterando que México no es como lo pintan algunas series de Netflix, pues se tiene un gran país, lleno de talento, de cultura y de gente trabajadora, por ello uando los inversionistas extranjeros vienen y conocen lo que hay aquí, se enamoran de México. Esa visión optimista se refleja en su trabajo diario, en el que busca demostrar que el desarrollo sostenible puede ser una herramienta real para cambiar vidas y que el compromiso social no está peleado con la innovación ni con los negocios.
“ LA CREACIÓN Y LA CONTEMPLACIÓN ARTÍSTICA ACTIVAN ESTADOS CEREBRALES DE CALMA Y CREATIVIDAD. LO MISMO BUSCAMOS CON NUESTRAS MEDITACIONES
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