El GOLF y la Empresa
El golf, para quien nunca lo
jugó, puede resultarle lento y
aburrido. Incluso, como mu-
chos comentan, un juego
para gente muy mayor. Lo
cierto es que si llegás a tener
la experiencia de practicarlo,
vas a descubrir niveles de
adrenalina y satisfacción que
jamás no imaginaste que este
deporte podía brindarte.
La sensación de convertirte
en el instrumento que impac-
ta en la pelota, dirigiéndola a
distancias asombrosas y el
resultado de que vaya justo
adonde querés, es única. Es
una sensación que refleja un
potencial que tenemos en
nuestro interior y que en ese
momento del impacto parece
no tener límites.
Jugar al golf, es un desafío
excitante que, aunque pueda
resultarles extraño, tiene mu-
chas similitudes y analogías
con nuestro día a día en el rol
ejecutivo.
Si bien se lo ve como un juego
solitario - y es verdad que lo
podés jugar aislado -, si lo
querés jugar en un alto nivel
tenés que estar conectado
con vos mismo, con el campo
de juego, con tu entrena-
dor, con tus contrincantes, y
si además lo estás jugando
por equipos, a eso tenés que
sumarle la conexión con tus
compañeros.
Esta conexión, es la capa-
cidad de hacer sinergia con
todo el escenario y todos los
actores involucrados, sacando
lo mejor de vos al jugar, por el
nivel de apoyo y contención
que te deja en tu mejor grado
de confianza.
Por eso, la clave de la evo-
lución del golfista pasa por
desarrollar
más
sinergia,
comunicarse, entenderse y
entender a los demás. No
quedarse encerrado en uno