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EnseñARTE
i revisamos la historia del Nivel Inicial,
veremos cómo distintas actividades y
tendencias alternativamente han sido las estrellas de las prácticas docentes y cómo, con
el correr del tiempo, comenzaron a brillar por
su ausencia. Palotes y grafismos, sí; palotes
y grafismos, no. Seriación y clasificación, sí;
seriación y clasificación, no.
Sin embargo, hay una práctica que resistió el
paso del tiempo, los vaivenes históricos y las
tendencias de moda. Hay una estrella que no perdió protagonismo, sino que
fue conformando diferentes constelaciones según los lineamientos curriculares y las modalidades institucionales: las actividades de arte actualmente
entendidas como actividades de educación visual.
Nadie puede negar lo importante y placentero que resulta para los niños dibujar, pintar, hacer “collage”, construir y modelar. Pero plantear este tipo de
actividades en el Nivel Inicial excede el ámbito de la expresión espontánea.
Pensar las propuestas de arte visual que se le van a ofrecer a los alumnos del
Jardín Northfield implica pensar que el arte visual posee un lenguaje específico que puede ser enseñado y aprendido desde una edad temprana.
¿Pero es posible pensar esta disciplina dentro de un proceso de enseñanza aprendizaje sin condicionar y volver rígida la expresión de los niños?
Es posible porque se asume el compromiso de ampliar la perspectiva estética
de los niños, acercándolos a diversas manifestaciones artísticas.
Absolutamente posible porque se ofrecen variadas experiencias de exploración de herramientas, materiales y soportes cuyas posibilidades pueden
conocer los niños.
Absolutamente posible porque conocer elementos del lenguaje plástico (colores, formas, líneas, texturas) permite a los niños combinarlos de manera
personal, ampliando sus posibilidades expresivas y logrando que cada una de
sus producciones sea percibida como la huella de su mundo interior.
Absolutamente posible porque se procura que puedan apreciar obras de
arte, ofreciendo la posibilidad de aprender a mirar, desarrollar una mirada
crítica y expresar las sensaciones que cada obra genera dentro de un marco
de respeto.
Y si bien da seguridad caminar por los senderos de lo posible, se debe
reconocer que sería absolutamente imposible pensar este proceso sin los
docentes y los alumnos como protagonistas. Así como también sería absolutamente imposible observar las carpetas de trabajos de los chicos sin
reconocer que son el fruto de un proceso más amplio, tan amplio que no solo
se restringe a lo que se observa.
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Brenda Williams
Directora Nivel Inicial