ANDREA VICTORIA CANO
los indígenas del mundo quienes los esperaban con ofrendas, cada
pueblo los había catalogado de distinta forma, los indígenas los
esperaban del sol, del cielo.
Cuántas cosas tenían, hasta instrumental quirúrgico y todo lo que
poseían ya en el 1964 cuando raptaron a Rosalía: tenían ascensor
redondo metálico como de aluminio, pisos de baldosines rojos y
marmóreos, cocina a la que le decían neveras, las conservadoras, la
mesa de mármol, las mesadas color leche grisáceo, azulejos, túneles de
paredes metálicas como de aluminio también, estanques con musgo
llamado “Clorella”, vestían como nosotros con zapatos, saco, pantalón y
camisa. La chica que la atendió en el escritorio tenía pollera gris y blusa
de un verdecito pálido de seda, las nenas lucían vestiditos vaporosos
desde el canesú a los tobillos.
Las clonaciones con seres humanos, en
1964 Fertilización in Vitro y demás
adelantos que aún no existían, el bus que
se deslizaba a la altura de los cables del
teléfono y la luz como lo hacen los ovnis
deslizándose en el espacio, tenían
camillas, escritorios, y sillas.
¿Entonces qué hacemos, creemos o
enloquecemos?
Esos
extraterrestres
vienen siendo a imagen y semejanza
nuestra.
En una oportunidad cuando “Los Extras”
se llevaron a Rosalía la hicieron entrar en
un recinto como si fuese una oficina,
cuando la dejaron allí estaba todo oscuro, por lo cual se quedó inmóvil,
ya que no sabía que había delante ni detrás de ella, en eso una mano
tira de una cadenita de bolitas de un velador y lo enciende, vio a un
militar que le dice: "Yo soy Hitler" Rosalía le extiende la mano y le dice:
encantada "fulana de tal".
ADOLFO HITLER
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