ANDREA VICTORIA CANO
Hasta que no se produzca “La Batalla Final” difícilmente puede haber
paz en este mundo, si no se logra primero la unión y la armonía.
Nosotros difícilmente podremos hacer algo, en cambio otros países se
juegan el todo por el todo y se han embarcado en tratar de habitar otros
planetas. Rosalía no sabía que iría a suceder, pero sea lo que fuere,
esperaba que la paz y la prosperidad estuviese con nosotros.
Pero no está de más recordar las ciudades Mayas abandonadas sin
dejar rastros de ningún superviviente. Y siempre se dijo que debían
haber emigrado a otros mundos. ¿Y cómo, si alas no tenían?, entonces
los trasladaban, ¿y quiénes, y cómo, y por qué, y para qué?
Hasta que en cada Institución en cada repartición o estamento, no se
tome conciencia para erradicar de su entorno los que son seres nefastos.
Quizás les causen admiración y sean dignos de envidiar, derraman
admiración por su audacia, son osados, pero en esa misma forma y
calibre son utilizados por las Fuerzas de Poder.
Entonces ¿Dónde están y para quién o quiénes son los Derechos
Humanos?, ¿Qué abarcan?, o los militares y sus familias no son
humanos, ¿Y si el Código Militar que los ampara está copado, sometido
al poder político ¿Quién ampara a los de menor grado?
Sí la protección fuese de la misma magnitud entonces sería equitativo y
habría primado el derecho a la equidad, en cambio así la desproporción
es total y la desprotección temeraria, entonces ¿Dónde está la justicia?
quedan librados a su propia suerte y a proteger sus vidas de las
agresiones externas.
Si las Fuerzas Armadas protegen la Soberanía de una nación y ofrendan
sus vidas en aras de la libertad, ¿Qué más pueden ofrecer?, si es lo
máximo que el Superior les brindó y se desvaloriza con tanta ligereza
ante cualquier confabulación o entuerto hecho por ambos poderes en
contienda, desmoralizando hasta el suicidio por la bajeza y tan vil
traición. Estos desgraciados acontecimientos finalizarán a partir del
2001.
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