ANTÁRTIDA EXTRATERRESTRE Antártida Extraterrestre | Page 26

ANDREA VICTORIA CANO de su marido, gracias a su casamiento obligado que su madre le impuso a los 15 años, Rosalía estuvo llorando sin consuelo por 10 años y de allí que la bautizaran "María Magdalena". Luego los sacerdotes la invitaban a que colaborase en el pesebre viviente navideño representando a María que se realizaba todos los años, cuando se encontraba con las otras mamas que también colaboraban en dichas actividades le decían María, pocos en su barrio sabían su verdadero nombre) ella sorprendida pensó en cómo lo podrían saber, a lo que contestaron: "Te conocemos desde antes de nacer, siempre te estuvimos vigilando, no eres desconocida para nosotros" “Los Extras” la dejaban hablar solo sí Ellos lo creían conveniente, de lo contrario de la infinidad de veces que la llevaron le dejaban en la memoria lo que creen que es conveniente y lo que no se lo borraban, le decían que tenían captación mental y dominación mental, con solo mirarlos Ellos podían emplear esos poderes cuando fuese conveniente. La dominación parcial o total es lo más clásico en Ellos, de allí que se dice, ¡quedé paralizada!, Rosalía diría, impedida de movilizar tal o cual miembro o sentido, es sistemático, efectivo para las distintas tareas que deben realizar. Entre las experiencias de abducción que Rosalía más recuerda fue cuando se dio cuenta de que estaba en una camilla y había tres médicos de guardapolvos blancos, tres de cada lado de la camilla, entre varones y mujeres seis. La camilla estaba en el piso y ella los miraba desde el suelo y uno con el pie hizo "trac trac" y subió la camilla a la altura de Ellos, la durmieron y no creía que fuese con anestesia, los médicos eran todos terrestres. En otra oportunidad, la tenían sentada en una silla y habían igualmente tres y tres de cada lado de ella, sentía que la estaban escarbando, lo que no pudo precisar era lo que hacían en su cabeza, no sentía nada, solo como si le corrieran el cabello, ningún dolor, eso sí paralizada mientras Ellos hacían lo suyo. 26