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plantee una educación dual, o al menos que no la impida.
También estamos de acuerdo con lo que ella afirma cuando dice que
“[c]ada cultura tiene una coherencia y una estructura propia”.
Además, es sin duda alguna acertado, como se sigue de sus
comentarios en esta carta de lectores, que esta coherencia y
estructura particular de la cultura propia de una comunidad deben ser
aceptadas en el marco de un Estado pluralista y tolerante de la
diversidad.
Notas y Bibliografía:
(*1) Giménez, Gilberto, “Culturas e identidades”. En: Revista Mexicana de Sociología, año
66, número especial, 2004. p.78.
(*2) Ibíd., p.80.
(*3) Ibíd., p.80.
(*4) Ibíd., p.80.
(*5) Carli, Sandra, “La invención de la infancia moderna. Domingo Faustino Sarmiento y la
escuela pública”. Capítulo 1 en: Niñez, pedagogía y política. Transformaciones de los
discursos acerca de la infancia en la historia de la educación argentina entre 1880 y 1955.
Miño y Dávila Editores, Universidad de Buenos Aires.
(*6) Carta de lectores: Apoyo a la Comunidad Menonita. Fuente: Diario Clarín. En “Guía de
actividades prácticas” de la Cátedra.
(*7) Puiggrós, Adriana, “Luchas político-pedagógicas”. Capítulo 3 en: Suj etos, disciplina y
currículum en los orígenes del sistema educativo argentino (1885- 1916) . Editorial Galerna.
(*8) Op.cit., p.103.
(*9) A propósito, Puiggrós explica en este capítulo que, hacia fines de siglo ( en lo que ella
denomina un segundo período del fenómeno de tensión en las luchas político-pedagógicas),
se daría una virtual desaparición de estos sistemas educativos de las colectividades paralelos
al oficial, con la inmigración española encabezando la tendencia. La autora nos dice que
A medida que avanzaba el proceso de incorporación de los inmigrantes a la
sociedad argentina, era la tendencia de sus sectores intelectuales, medios y
populares más esclarecidos, participar en sociedades populares de
educación conviviendo con otras nacionalidades. (Op.cit., p.104)
Desarrollar el tema aquí excedería los alcances y los intereses de nuestro pequeño ensayo,
pero lo que Puiggrós explica luego de este punto es muy interesante, cuando —ya
consolidada la tendencia a la homologación en la educación, y al cambiar tanto las
características generales de la sociedad como la conformación de clases y de agrupaciones
culturales— el racismo, nos dice la autora, penetra el lenguaje y en las prácticas
pedagógicas, lo cual “es aún hoy uno de los elementos determinantes de las distinciones
educativas que producen circuitos desiguales de escolarización y distribución de la cultura”
(Op.cit., p.105). Como una pesada herencia de la oposición civilización/barbarie de la