Antropología Cultural y Social Antropología_Cultural_y_Social | Page 100

(*18) Bourdieu, op.cit., p.133. (*19) Durham, op.cit., p.71. (*20) Ibíd., p.71. (*21) Reseñado y comentado por Durham en ibíd., pp.66-70. (*22) Ibíd., p.67. (*23) El texto sobre la etnia Baoulé referido por D. Perrot y R. Preiswerk (ver nota (*2) más arriba). (*24) Giddens, Anthony, “Socialización y ciclo vital” (La socialización del niño”). Capítulo 3 en: Sociología. Alianza Editorial, Buenos Aires, 1992. p.102. A propósito, y en relación a lo que señalábamos antes respecto de la construcción social del rol de madre y del enorme peso que en nuestra cultura tiene la concepción del instinto maternal, Giddens nos recuerda que la afirmación de Bowlby de que “el amor de la madre en la infancia y la niñez es tan importante para la salud mental como las vitaminas y las proteínas para la salud física” (Bowlby, 1951; citado en: Giddens, op.cit., p.102) ha sido refutada en parte, y agrega que [n]o es el contacto con la madre lo que resulta decisivo, ni tampoco simplemente la carencia de amor. La seguridad proporcionada por el contacto con una persona familiar es también importante. (Ibíd., p.102) (*25) “La transformación del modelo familiar”, en: Durham, op.cit., pp.75-80. (*26) Ibíd., p.75-77. En esta sección de su trabajo, entre otras cuestiones la autora discute estas “soluciones radicales” al problema de la reproducción, y describe el funcionamiento de algunas de ellas: a) la abolición integral del vínculo conyugal (“negando a cualquier hombre el derecho (y la responsabilidad) sobre la prole de la mujer”, pero exigiendo como contraparte “una asistencia estatal a través de guarderías y otras instituciones que liberan a la muj er para el mercado del trabajo”); b) el movimiento “hippie”, con su arreglo comunal de características “[espontáneas] de una comunidad voluntaria, que asumiría la responsabilidad por los niños, manteniéndose entretanto su vínculo preferencial con la madre”; c) los kibutzim, en los cuales se mantienen vínculos conyugales, pero en donde “los niños quedan bajo la responsabilidad colectiva de la comunidad”; y finalmente d) alternativas “que proponen eximir a ambos sexos de la responsabilidad grupal directa”, con una liberación total de tanto mujeres como hombres “para dedicarse a la producción social y al sexo”. El desarrollo y descripción de estas alternativas sociales más “radicales”, para usar el término elegido por Durham, es más extenso, y de hecho se plantean en cada caso tanto algunas de las ventajas, como las potenciales dificultades y restricciones de estos modelos alternativos. Por una cuestión de espacio y relevancia, sin embargo, no desarrollaremos todo esto en más detalle aquí. (*27) Giddens, op.cit., p.115. (*28) Ibíd., p.115. (*29) Al respecto, podríamos en este punto volver por caso sobre algunas de las cuestiones de relativismo cultural que ya hemos discutido en esta “Guía”.