Antropología Cultural y Social Antropología_Cultural_y_Social | Page 10

miembros de estas comunidades a la hora de utilizar mejor y más eficientemente los recursos alimentarios disponibles; y a la reticencia de las madres a amamantar a sus hijxs, a quienes prefieren darles el biberón en lugar del pecho. Sin embargo, según resulta de analizar cuidadosamente la historia y las circunstancias de estas comunidades, los problemas de salud existentes se han generado, por el contrario, a partir del momento en que se aceptaran las costumbres impuestas desde afuera. En primer lugar, la planificación familiar estaba en el pasado asegurada por el alejamiento de la madre y su recién nacido del núcleo familiar poligámico mientras durara el período de amamantamiento, hasta que las costumbres y las religiones europeas impusieron la monogamia (con lo cual la esposa no quie re dejar sólo al padre del bebé cuando éste nace, por miedo a perder a su marido con otra mujer). Por otro lado, además, las madres abandonaron asimismo la costumbre de amamantar (por el miedo tradicional de que las relaciones sexuales con el marido “envenenen” la leche de pecho), y adoptaron entonces la práctica europea de alimentar al recién nacido con biberón, a la vez que mantuvieron su adhesión a los tabúes restrictivos sobre otros tipos de comidas locales nutritivas (tabúes que antes factiblemente cumplían la función de asegurar la lactancia materna, al restringir el consumo de otras alternativas alimenticias para el bebé). Con la práctica de la poligamia existía de hecho un muy eficiente sistema tanto de planificación familiar (las mujeres no quedaban embarazadas tan seguido como ahora, según el artículo) como de cuidados del recién nacido (con bajos índices de desnutrición, según se desprende de la información del texto), todo lo cual seguramente garantizaba una baja mortalidad infantil, condiciones sanitarias adecuadas, y por sobre todo un altamente efectivo y muy práctico sistema social en perfecto funcionamiento. ¿Qué llevó a los colonizadores europeos a ignorar la funcionalidad de esta realidad, y a terminar por imponer un sistema a todas luces ineficiente y problemático? La respuesta a esta pregunta —de lo más compleja, así como también de lo más interesante— tiene que ver con el manifiesto etnocentrismo que estos colonizadores evidenciaron en su accionar. En “El etnocentrismo: una clase particular de sociocentrismo” (*2) , María Cristina Chiriguini y Mariana Mancusi señalan que