Antología 10 películas de Disney basadas en historias no aptas para antologia cuentos basadas en peliculas | Page 6
en mi vaso? Luego el primero pasó su vista alrededor y vio una pequeña arruga en su
cama y dijo: -¿Quién anduvo en mi lecho? Los otros acudieron y exclamaron: -¡Alguien se
ha acostado en el mío también!
Mi-rando en el suyo, el séptimo descubrió a Blancanie-ves, acostada y dormida. Llamó a
los otros, que se precipitaron con exclamaciones de asombro. Enton-ces fueron a buscar
sus siete farolitos para alumbrar a Blancanieves. -¡Oh, mi Dios -exclamaron- qué bella es
esta ni-ña! Y sintieron una alegría tan grande que no la des-pertaron y la dejaron proseguir
su sueño. El séptimo enano se acostó una hora con cada uno de sus com-pañeros y así
pasó la noche. Al amanecer, Blancanieves despertó y viendo a los siete enanos tuvo
miedo. Pero ellos se mostraron amables y le preguntaron. -¿Cómo te llamas? -Me llamo
Blancanieves -respondió ella. -¿Como llegaste hasta nuestra casa? Entonces ella les contó
que su madrastra había querido matarla pero el cazador había tenido piedad de ella
permitiéndole correr durante todo el día hasta encontrar la casita. Los enanos le dijeron: Si quieres hacer la tarea de la casa, cocinar, ha-cer las camas, lavar, coser y tejer y si tienes
todo en orden y bien limpio puedes quedarte con nosotros; no te faltará nada. -Sí respondió Blancanieves- acepto de todo co-razón. Y se quedó con ellos.
Blancanieves tuvo la casa en orden. Por las ma-ñanas los enanos partían hacia las
montañas, donde buscaban los minerales y el oro, y regresaban por la noche. Para ese
entonces la comida estaba lista. Durante todo el día la niña permanecía sola; los buenos
enanos la previnieron: -¡Cuídate de tu madrastra; pronto sabrá que estás aquí! ¡No dejes
entrar a nadie! La reina, una vez que comió los que creía que eran los pulmones y el
hígado de Blancanieves, se creyó de nuevo la principal y la más bella de todas las mujeres.
Se puso ante el espejo y dijo: ¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más
hermosa de esta región? Entonces el espejo respondió. Pero, pasando los bosques, en la
casa de los enanos, la linda Blancanieves lo es mucho más. La Reina es la más hermosa de
este lugar La reina quedó aterrorizada pues sabía que el es-pejo no mentía nunca. Se dio
cuenta de que el caza-dor la había engañado y de que Blancanieves vivía. Reflexionó y
buscó un nuevo modo de deshacerse de ella pues hasta que no fuera la más bella de la región la envidia no le daría tregua ni reposo. Cuando finalmente urdió un plan se pintó la
cara, se vistió como una vieja buhonera y quedó totalmente irre-conocible. Así disfrazada
atravesó las siete montañas y llegó a la casa de los siete enanos, golpeó a la puerta y gritó:
-¡Vendo buena mercadería! ¡Vendo! ¡Vendo! Blancanieves miró por la ventana y dijo: Buen día, buena mujer. ¿Qué vende usted? -Una excelente mercadería -respondió-; cintas
de todos colores. La vieja sacó una trenzada en seda multicolor, y Blancanieves pensó: Bien puedo dejar entrar a esta buena mujer. Corrió el cerrojo para permitirle el paso y
poder comprar esa linda cinta. -¡Niña -dijo la vieja- qué mal te has puesto esa cinta!
Acércate que te la arreglo como se debe. Blancanieves, que no desconfiaba, se colocó