Antologia de cuentos Antología | Page 28

Cuentos de Edgar Allan Poe
Estaba abierto , abierto de par en par … y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba . Lo vi con toda claridad , de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano . Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo , pues , como movido por un instinto , había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito . ¿ No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos ? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso , como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón . Aquel sonido también me era familiar . Era el latir del corazón del viejo . Aumentó aún más mi furia , tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado .
Pero , incluso entonces , me contuve y seguí callado . Apenas si respiraba . Sostenía la linterna de modo que no se moviera , tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo . Entretanto , el infernal latir del corazón iba en aumento . Se hacía cada vez más rápido , cada vez más fuerte , momento a momento . El espanto del viejo tenía que ser terrible . ¡ Cada vez más fuerte , más fuerte ! ¿ Me siguen ustedes con atención ? Les he dicho que soy nervioso . Sí , lo soy . Y ahora , a medianoche , en el terrible silencio de aquella antigua casa , un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable . Sin embargo , me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil . ¡ Pero el latido crecía cada vez más fuerte , más fuerte ! Me pareció que aquel corazón iba a estallar . Y una nueva ansiedad se apoderó de mí … ¡ Algún vecino podía escuchar aquel sonido ! ¡ La hora del viejo había sonado ! Lanzando un alarido , abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación . El viejo clamó una vez … nada más que una vez . Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón . Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo . Pero , durante varios minutos , el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado . Claro que no me preocupaba , pues nadie podría escucharlo a través de las paredes . Cesó , por fin , de latir . El viejo había muerto . Levanté el colchón y examiné el cadáver . Sí , estaba muerto , completamente muerto . Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo . No se sentía el menor latido . El viejo estaba bien muerto . Su ojo no volvería a molestarme .
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver . La noche avanzaba , mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez , pero en silencio . Ante todo descuarticé el cadáver . Le corté la cabeza , brazos y piernas .
Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco . Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia . No había nada que lavar … ninguna mancha … ningún rastro de sangre . Yo era demasiado precavido para eso . Una cuba había recogido todo … ¡ ja , ja !
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