Antologia de cuentos Antología | Page 26

Cuentos de Edgar Allan Poe

“ El corazón delator ”

Por Edgar Allan Poe
¡ Es cierto ! Siempre he sido nervioso , muy nervioso , terriblemente nervioso . ¿ Pero por qué afirman ustedes que estoy loco ? La enfermedad había agudizado mis sentidos , en vez de destruirlos o embotarlos . Y mi oído era el más agudo de todos . Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo . Muchas cosas oí en el infierno . ¿ Cómo puedo estar loco , entonces ? Escuchen … y observen con cuánta cordura , con cuánta tranquilidad les cuento mi historia .
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez ; pero , una vez concebida , me acosó noche y día . Yo no perseguía ningún propósito . Ni tampoco estaba colérico . Quería mucho al viejo . Jamás me había hecho nada malo . Jamás me insultó . Su dinero no me interesaba . Me parece que fue su ojo . ¡ Sí , eso fue ! Tenía un ojo semejante al de un buitre … Un ojo celeste , y velado por una tela . Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre . Y así , poco a poco , muy gradualmente , me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre .
Presten atención ahora . Ustedes me toman por loco . Pero los locos no saben nada . En cambio … ¡ Si hubieran podido verme ! ¡ Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí ! ¡ Con qué cuidado … con qué previsión … con qué disimulo me puse a la obra ! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo . Todas las noches , hacia las doce , hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría … ¡ oh , tan suavemente ! Y entonces , cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza , levantaba una linterna sorda , cerrada , completamente cerrada , de manera que no se viera ninguna luz , y tras ella pasaba la cabeza . ¡ Oh , ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza ! La movía lentamente … muy , muy lentamente , a fin de no perturbar el sueño del viejo . Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta , hasta verlo tendido en su cama . ¿ Eh ? ¿ Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo ? Y entonces , cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto , abría la linterna cautelosamente … ¡ oh , tan cautelosamente ! Sí , cautelosamente iba abriendo la linterna ( pues crujían las bisagras ), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre . Y esto lo hice durante siete largas noches … cada noche , a las doce … pero siempre encontré el ojo cerrado , y por eso me era imposible cumplir mi obra , porque no era el viejo quien me irritaba , sino el mal de ojo . Y por la mañana , apenas iniciado el día , entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente , llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche . Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches , justamente a las doce , iba yo a mirarlo mientras dormía .
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