Cuentos de Edgar Allan Poe
gran cosa al Pan de los árcades. Y, sin embargo, todas estas apariencias han sido
asignadas… ¡oh, perdón: serán asignadas!, por los sabios de los tiempos venideros al
Ashimah de los sirios. Póngase los anteojos y dígame qué es. ¿Qué es?
-¡Dios me bendiga! ¡Un mono!
-Exacto: un mandril. Pero no por eso deja de ser una deidad. Su nombre deriva del
griego Simia… ¡Ah, qué grandes tontos son los arqueólogos! ¡Pero… vea! ¡Ese pequeño
vagabundo que corre allí! ¿A dónde va? ¿Y qué vocifera? ¿Qué dice? ¡Oh! Dice que el
rey viene en triunfo, que está vestido con traje de ceremonia y que acaba de quitar la
vida con su propia mano a mil prisioneros israelitas encadenados. ¡Y el canalla lo
ensalza hasta los cielos por esa hazaña! ¡Atención! ¡Viene una turba igualmente
desastrada! Han compuesto un himno en latín sobre el valor del rey, y lo cantan
mientras desfilan.
Mille, mille, mille,
Mille, mille, mille,
Decollavimus, unus homo!
Mille, mille, mille, mille, decollavimus!
Mille, mille, mille,
Vivat qui mille mille occidit!
Tantum vini habet nemo
Quantum sanguinis effudit!.
Lo cual puede parafrasearse así:
¡Mil, mil, mil,
Mil, mil, mil,
Con un solo guerrero degollamos a mil!
¡Mil, mil, mil, mil!
¡Cantemos otra vez mil!
¡Ohé, cantemos:
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