Cuentos de Edgar Allan Poe
nosotros. Recordará que estamos en el año del mundo tres mil ochocientos treinta. Si
fuera más tarde -si, por ejemplo, estuviéramos en el año de Nuestro Señor mil
ochocientos cuarenta y cinco-, nos veríamos privados de tan extraordinario
espectáculo. En el siglo diecinueve Antioquia es -o, mejor dicho, será– un lamentable
montón de ruinas. Para ese entonces habrá quedado destruida, en tres ocasiones
diferentes, por tres terremotos sucesivos, Y a decir verdad, lo poco que quede de ella
estará en un estado tan ruinoso y desolado que el patriarca habrá trasladado su
residencia a Damasco. ¡Ah, muy bien! Veo que aprovecha usted mi consejo y se dedica
a inspeccionar los lugares,
satisfaciendo sus ojos
con los recuerdos y los monumentos famososque tanto renombre dan a esta ciudad.
Perdóneme usted; me olvidaba de que Shakespeare no florecerá hasta dentro de mil
setecientos cincuenta años. Veamos: ¿no justifica la apariencia de Epidafne que la
califique de grotesca?
-Está bien fortificada, y en este sentido debe tanto a la naturaleza como al arte.
-Muy cierto.
-Hay una prodigiosa cantidad de majestuosos palacios.
-En efecto.
-Y los numerosos templos, tan ricos corno magníficos, pueden compararse con los más
alabados de la antigüedad.
-Lo reconozco. Pero hay también infinidad de cabañas de barro y abominables
barracas. No podemos dejar de advertir en las calles la cantidad de inmundicias
tiradas en el arroyo, y si no fuera por las continuas humaredas del incienso de los
idólatras no hay duda que el hedor resultaría intolerable. ¿Vio usted alguna vez calles
tan sofocadamente angostas o edificios tan milagrosamente altos? ¡Qué penumbra
arrojan sus sombras sobre la tierra! Por suerte, las oscilantes lámparas de aquellas
columnatas permanecen encendidas durante el día; de lo contrario, tendríamos aquí
las tinieblas de Egipto en tiempos de su desolación.
-¡Ciertamente es un extraño lugar! ¿Qué significa aquel singular edificio? ¡Mírelo!
Domina todos los otros y se halla situado al este de lo que creo debe ser el palacio real.
-Es el nuevo templo del Sol, a quien se adora en Siria bajo el nombre de Elah
Gabalah. Más tarde, un emperador romano harto notorio instituirá su culto en Roma
y extraerá de él su propio nombre, Heliogábalo. Pienso que le gustaría a usted echar
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