Jessica, Madrigal, Rubio
Factores precipitantes o desencadenantes. Los factores precipitantes representan
una amenaza para el autocontrol, la autoestima o el equilibrio: – El inicio de una
dieta restrictiva es el principal factor desencadenante.
– Los cambios corporales propios de la pubertad y la adolescencia, en especial el
rápido incremento de peso o las críticas recibidas respecto a la imagen física.
– Acontecimientos vitales importantes, como un traumatismo que haya desfigurado
el aspecto físico, rupturas conyugales de los padres, fallecimiento de alguno de
ellos, etc.
Factores perpetuadores. Junto con los factores individuales no resueltos y,
naturalmente, con la presión sociocultural existente, el principal factor perpetuante
lo constituye la presencia de alteraciones psicopatológicas (consecuencia de la
desnutrición continuada).
También favorece la perpetuidad el hecho de que la propia enfermedad sirva para
mantener un aparente equilibrio familiar.
• Factores biológicos. Si bien aún no está claro qué genes están involucrados,
podría haber cambios genéticos que hacen que algunas personas sean más
propensas a presentar anorexia. Algunas personas pueden tener una tendencia
genética al perfeccionismo, sensibilidad y perseverancia: características vinculadas
a la anorexia.
• Factores psicológicos. Algunas características emocionales pueden contribuir a la
anorexia. Las mujeres jóvenes pueden tener rasgos de personalidad obsesiva
compulsiva que les facilitan seguir dietas estrictas y privarse de comer aunque
tengan hambre. Es posible que tengan una tendencia extrema al perfeccionismo, lo
que hace que piensen que nunca están lo suficientemente delgados. Pueden tener
niveles altos de ansiedad y restringir su alimentación para reducirla.
• Factores del entorno. La cultura occidental moderna resalta la delgadez. El éxito y
la valoración suelen estar equiparados con la delgadez. La presión de los pares
puede ayudar a fomentar el deseo de estar delgado, especialmente en las mujeres
jóvenes.