Anteproyectos FIN-11-2017-2 FI_U5_EA_GALF_anteproyectodeinvestigacion | Page 8

Gabriela Loyde Franco integrantes ejercen una fuerte influencia en la dieta de los niños y en sus conductas relacionadas con la alimentación, y cuyos hábitos son el resultado de una construcción social y cultural acordada implícitamente por sus integrantes” (Macías, Gordillo y Camacho, 2012). Cabe agregar que podemos indicar que una mala información y, por ende, mala educación alimenticia al interior del seno familiar es lo que provoca que los infantes crezcan con la idea que la comida chatarra es un alimento más, y que está puede suplir una alimentación correctamente balanceada, en otras palabras, es muy normal y pasa desapercibida la forma en que se alimentan. Dadas las consideraciones anteriores, el problema se acrecenta cuando esa población infantil, que desconoce y ve como algo normal el tipo de alimentación que lleva, crece y forma familias nuevas; esto es, el problema se replica de generación en generación. “En la actualidad en la mayoría de la población infantil en edad escolar es palpable el desarrollo de una serie de malos hábitos alimenticios: como el aumento en el consumo de comida chatarra y procesada, mientras que la comida casera y los alimentos de origen natural parecen estar siendo erradicados de nuestras mesas.” (Nuria 2007). Al parecer, las nuevas generaciones no están al tanto de las opciones alimenticias que podrían ayudarles a lograr un mejor desempeño, tanto en la escuela como en su vida diaria. Es importante destacar que si un niño no desayuna de forma adecuada, no podría rendir en la escuela debido a la hipoglucemia que se produce en su organismo. En referencia a lo anterior es preciso señalar que según Lamas (2012) “México ocupa el primer lugar de obesidad en niños preescolares y escolares”; y esto es el reflejo de los hábitos inadecuados que se han inculcado a los niños desde estas etapas. 7