Por: Miguel Pulido
Una amable secretaria recibe llamadas en su cubículo, mientras tanto yo miro con asombro las portadas que están en frente desde una modesta sala. Luego de colgar una de esas tantas llamadas, toma de nuevo el teléfono, pregunta mi nombre completo, y me anuncia con la persona a quien voy a entrevistar.
Estar allí es intimidante y emocionante a la vez, no todos los días se tiene la entrada libre al diario El Espectador. Luego de detallar un sencillo anaquel en donde se exhibe la portada del periódico el día del magnicidio de su insigne director, Don Guillermo Cano, así como la primera edición de Cien Años de Soledad, publicada por este diario en tributo a su autor, Gabriel García Márquez, ingreso a una sala llena de escritorios, y con algo de temor me dirijo a donde se encuentra Elber Gutiérrez Roa.
Vestido impecablemente de blanco y negro, anteojos con marco particularmente grueso, mediana estatura y una cordial actitud me recibe haciéndome una rápida seña de espera, mientras terminaba una discusión con uno de los fotógrafos del diario respecto a una imagen que iría en primera página.
Estaba frente al jefe de redacción de uno de los diarios más importantes de Colombia y quizá uno de los más antiguos que aún existen. Una sola cosa en común entre él y yo: los dos pasamos por las aulas de Uninpahu. Elber entró a esta universidad en el año 1994, después de intentar estudiar producción de cine y televisión en la Universidad Nacional y ver que se alejaba de lo que él buscaba
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