UNA NOCHE DE JUEVES.
Un capuchino prometedor sin aplausos y telones
Había escuchado a mí alrededor,
Esperando el turno de una voz sensual y acogedor.
Pensé: hay que tener fe de uno mismo y de la gente que
comparte tu mesa,
Aprendí a escuchar, fue la mejor noche, noche de jueves,
De letras concentradas en un papel común escondidos bajo
la voz y sonrisa,
Del autor desconocido muy a menudo a veces.
Compartir fue el fin a referir,
Tomando a sorbos el líquido, bajando los vasos
Sin perder de vista a mí hermano, sin aludir.
Hay una cosa tan inevitable, admirar,
Descuidando las voces, los vasos, los aplausos, lo dulce del
sabor,
Solo sus letras creí exacto (alabar) loar.