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JOSÉ APOLINAR ZAPATA AGUILAR
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PABLO PÉREZ AKAKI
La gobernanza en la cadena de la denominación de origen del chile habanero
a la industria para que renueve sus reglas de producción basadas en estrictos
criterios de inocuidad y trazabilidad (González, 2010:342).
El chile habanero es un ingrediente esencial en la gastronomía yucateca,
dado que es consumido como complemento de la mayor parte de los guisados
tradicionales. Con la declaratoria de la DO se esperaba que todos los eslabones
de la cadena de comercialización se integraran de manera natural para acelerar
el aprovechamiento del distintivo, hecho que no ha ocurrido, debido entre otras
razones a la ausencia de un líder en la cadena, capaz de conciliar los intereses
de los diferentes actores para constituir una unidad de verificación que para las
DO adopta la forma de Consejo Regulador que en el caso del chile habanero
tendría que ser peninsular porque involucra a los estados de Campeche y
Quintana Roo. La constitución de un Consejo Regulador Peninsular para el
chile habanero respaldado por la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA),
es un requisito indispensable para obtener la autorización de parte del IMPI
en el uso de la DO en el proceso de comercialización, por lo que, para que la
cadena puede aprovechar los beneficios de uso del distintivo, necesariamente
tendrá que integrarse y participar del funcionamiento de dicho consejo y
someterse a la normatividad que exige la DO.
Conclusiones
Se podría pensar que los productores ejercen la gobernanza en la cadena
por ser los poseedores de la experiencia en el cultivo, pero no es así, ya que
si bien son los que arriesgan sus recursos en la siembra, sólo si el producto
es bien logrado, es decir, si se consiguen más de tres cosechas de la planta,
los productores tendrán la oportunidad de recuperar su inversión y obtener
ganancias, siempre que la hortaliza continúe produciendo.
La dispersión de los productores de chile habanero de tecnología media
y baja en la península de Yucatán, y la falta de organización entre ellos, están
originando un limitado retorno de la inversión realizada en el cultivo de la
hortaliza, dado que es un cultivo costoso y que requiere cuidados especiales
para prolongar el tiempo productivo de vida de la planta. Los particulares
organizados por su parte, con más recursos y conocimientos, están logrando
mejores resultados, tanto en el cultivo como en la comercialización de la
hortaliza. En cuanto a los acopiadores o intermediarios transportistas, venden
el producto recolectado a los detallistas y a los intermediarios mayoristas.
Algunos de ellos empezaron siendo campesinos y al descubrir lo lucrativo que
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