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ARMANDO SÁNCHEZ ALBARRÁN
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ESTELA MARTÍNEZ BORREGO
Introducción
vinculación o no, entre la existencia y uso de dichos signos distintivos y el buen
desempeño exportador de una docena de frutos mexicanos. En efecto, a partir
de 1994 con la firma del TLCAN y hasta 2013, existen diversos frutos que
han mostrado un incremento permanente en sus índices de exportación y que
superan las tasas medias anuales del resto de las exportaciones agroalimentarias,
destacando el caso de los aguacates, sandías, mangos, guayabas, limones y
limas, nueces, frambuesas, zarzamoras y moras, fresas, melones y papayas.
En el estudio se constató que en México no existen mecanismos formales
para el registro de Indicaciones Geográficas, por lo que ninguna de esas
frutas cuentan con tal sello, lo que sí existe son 17 Marcas Colectivas, y una
de ellas, cuenta incluso con una denominación de origen DO, sin embargo, el
hecho de que algunos productores de frutas se hayan asociado y buscado las
MC, no significa que guarden relación con la exportación exitosa de dichos
productos. El estudio contempla también la presentación de los denominados
Sistema Producto instrumentados desde los años ochenta del siglo pasado por
el gobierno, e incorporado en la Ley de Desarrollo Sustentable actual, y se
encontró que 15 frutas están integradas en ellos, de los cuales 7 corresponden
a las que se anotaron como más exitosas en la exportación y que constituye
un ambicioso mecanismo de concertación de los intereses de un gremio de
productores determinado que trasciende, con mucho, la sola cuestión de una
marca colectiva. Sin embargo, los SP no mencionan para nada los sellos
distintivos que existen en el comercio internacional para los productos,
mostrando con ello un desinterés por la promoción de los mismos.
El hecho de que la MC no guarden relación con la exportación se debe, según
el autor, a que son las empresas comercializadoras, generalmente extranjeras,
y no los productores individuales o colectivos, las que controlan todos los
eslabones de la cadena productiva, en términos de producción, comercialización
y distribución de beneficios tanto nacional como internacionalmente. Dichas
empresas tienen también bajo su dominio el cumplimiento estricto de las normas
fitosanitarias y de los requisitos de entrada a los mercados, por lo que, los
productores son simples proveedores de ellas quienes basan su dominio también
en el conocimiento del idioma, usos y costumbres, de los consumidores. De
ahí que, aun cuando la promoción de los productos esté parcial o totalmente
financiada por los productores mismos, los grandes beneficios se quedan en
dichas empresas.
Finalmente, cada uno de los trabajos aquí presentados contribuye un aporte
significativo en el conocimiento de nuestra realidad rural y aporta elementos
importantes a considerar para lograr su transformación.