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12 OLIVIA MARÍA GARRAFA TORRES l CARLOS RODRÍGUEZ WALLENIUS SUSANA EDITH RAPPO MÍGUEZ l RODOLFO GARCÍA ZAMORA l Introducción un proceso de exclusión y polarización socioeconómica de las personas que los habitan y que tienen bajo su resguardo: tierras, aguas, playas, minerales y paisajes, lo que genera distintas formas de conflicto y resistencia de las poblaciones campesinas para evitar ser despojadas, marginadas y explotadas por empresas y gobiernos que impulsan los proyectos extractivos. Así, lo que podemos llamar territorialidades extractivas, retomando la expresión de Gudynas (2013), configuran formas de despojo de los territorios campesinos, que perfilan modalidades de apropiación de determinados bienes naturales y comunitarios, así como la definición del marco jurídico que los norman, de políticas públicas que los fomentan y arreglos políticos que les permiten fortalecer las relaciones de control y dominación. En este sentido, se pueden encontrar distintas expresiones de las territorialidades extractivistas, bajo la forma de crecimiento urbano, de la apropiación y privatización del agua, del extractivismo minero, a los desarrollos turísticos de enclave, de los sistemas de plantaciones de monocultivos, de extracción de hidrocarburos, de la realización de megaproyectos de obras para infraestructura, entre otros, los cuales representan mecanismos para impulsar el despojo como base de la acumulación de las empresas a partir de la apropiación de suelos y agua para las ciudades, de minerales y productos agroforestales para la industria, de paisajes y playas para el turismo, de terrenos y ríos para grandes obras y proyectos. Las transformaciones rurales que se expresan por la imposición de territorialidades extractivas están teniendo graves efectos en la vida de los habitantes de localidades rurales, en términos de desplazamiento de sus poblaciones, de la expoliación de sus tierras, aguas y bosques, de la devastación ambiental de sus territorios. Pero la imposición de territorialidades extractivas no ha sido un proceso fácil y unilateral, al contrario, ha encontrado amplias formas de resistencias campesinas e indígenas. Muestra de ello es que el Tribunal Permanente de los Pueblos ha documentado cerca de 400 conflictos socio territoriales, con luchas que son llevadas a cabo por comunidades que defienden sus territorios y poblaciones. De esta manera, una extensa gama de actores rurales tratan de resistir y construir sus territorialidades a partir de sus formas de vida campesina e indígena, de producción agropecuaria, de organización comunitaria y social, que incluyen diversas prácticas y una pluralidad de formas territoriales y propuestas alternativas al modelo hegemónico de despojo. Así, las territorialidades, las transformaciones y resistencias ponen en el debate a un conjunto de prácticas, acciones y relaciones de actores sociales