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EDUARDO SANTIAGO NABOR
Identificación de algunos elementos en la construcción de identidad femenina en mujeres
Las mujeres de mayor edad comentan que el trabajo en el campo ha
cambiado, que antes existía mayor flexibilidad y beneficios. Uno de ellos y que
ha desaparecido es la práctica de la pepena, que realizaban los jornaleros después
de cosechar una parcela. La pepena es la recolección de la fruta o legumbre que
se va quedando, mucha de ella está maltratada o no cumple algunos estándares
de calidad. La presencia de empresas con conexiones a mercados globales
o políticas de estandarización de carácter mundial, han transformado estas
prácticas. Hoy incluso las formas de trabajo son más parecidas a las de una
industria manufacturera que a una lógica rural o campesina. Esta transformación
no solo en la práctica sino también en la mentalidad e idiosincrasia de quien
detenta la tierra y posee los recursos de inversión. Algunos autores lo ven como
una transformación de un tipo histórico de sujetos social como el campesinado
o ejidatario, a uno de carácter moderno y Wacorde a las políticas de desarrollo
como el de empresario agrícola. Como señaló Rosado (1989), las mujeres que
se incorporaron al trabajo agrícola e industrial de la región han sido aquellas
que provienen de familias de migrantes.
Las mujeres que eran de Jacona y Zamora en principio no se incorporaron.
Hoy las generaciones de trabajadoras ya son de la región, en las entrevistas
que se han realizado, mujeres que superan los treinta años recuerdan que
ya vivían en Zamora o Jacona, pero que sus padres venían de alguno de los
ranchos o localidades cercanas.
Este es otro elemento que configuró en parte el ser mujer de en este
contexto. Eran familias que en los años 60 o 70 del siglo XX, provenían de
localidades donde la organización social y material del trabajo estaba basada
en una división sexual del trabajo de carácter masculino. En términos de
género, las familias eran encabezadas por el padre o algún hombre de adulto.
De tal modo, la incorporación de las mujeres a los mercados laborales en la
región estuvo condicionada. Esto debemos entenderlo como un contexto de
socialización de ser mujer en este cambiante contexto material y social. Hoy
las mujeres no piden permiso para irse a trabajar a la fresa, muchas de ellas son
madres solteras que se apoyan en sus familias para el cuidado de sus hijos. La
abuela en algunos casos se vuelve la criadora de los nietos. Las concepciones
sobre su papel como mujeres en diversas etapas de su vida es palpable en este
esquema de relaciones. La abuela es hoy un apoyo para la reproducción de un
sistema de trabajo femenino. La mujer trabajadora ya no ve como algo que el
hombre deba o no autorizar, sino como una parte de ser madre y mujer la de
salir a trabajar para, como dicen ellas, sacar adelante a sus hijos.