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VERÓNICA RODRÍGUEZ CABRERA
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JOSÉ JAVIER MAISTERRENA ZUBIRÁN
Introducción. De flujos, organización y transformaciones en el campo mexicano
Organizaciones Campesinas Autónomas (UNORCA), el Movimiento el Campo
no Aguanta Más (MCAM), las asambleas de los pueblos, los colectivos de
mujeres, los zapatistas, entre muchos otros.
En cuanto a lo que compete al tema de la identidad reconocemos que
resulta un elemento fundamental para la articulación y el aglutinamiento de
los actores. Aunque en esta materia se suele reconocer que éste no es un asunto
fácil de abstraer y muchas veces puede identificarse como un concepto un
tanto inasible. El principal reto ha sido el tener que lidiar forzosamente con la
hiper-diversidad de actores que están presentes en el escenario rural mexicano.
Esto ha dado como resultado la diferenciación entre los llamados viejos
y nuevos actores; de tal modo que a los tradicionales campesinos, indígenas,
pescadores, ganaderos, productores, artesanos, mayoritariamente aglutinados
en el género masculino ahora vengan a sumarse colectivos de distinta índole
e identificación etaria, genérica, generacional, que responden a los problemas
emergentes en el medio rural. Destacan las de las organizaciones independientes,
ya sean de corte ecologista, defensores de los recursos y saberes tradicionales,
de la biodiversidad, o a aquellos que se oponen contra la biopiratería, y la
modificación genética animal y vegetal; así como también los que sin duda
alguna han transformado el escenario nacional como el EZLN, los migrantes,
los de la diversidad, los del crimen organizado y del narcotráfico, por nombrar
algunos.
Tal vez a ello debamos que algunos autores consideren a la “memoria” uno
de los elementos claves para la identificación de la construcción de identidad
colectiva, así como se reconoce en la lucha por la tierra un referente simbólico
para la organización y el movimiento (Concheiro & Grajales, 2005; Rivera,
1992). Aunque para otros, como Bartra (2004), se prefiere no abandonar la
noción de “lucha de clase”, porque desde su punto de vista sólo cuando se logra
identificar ésta, el pasado y la experiencia pueden cobrar sentido identitario;
aun cuando la flexibilización del concepto lo lleve a ser otra cosa: pluralidad
extrema, barroquismo o unidad en la diversidad.
Y es justamente reconociendo esta diversidad como podemos presentar la
serie de trabajos que reúne este libro, los cuales darán muestra de las muchas
formas en que acontecen las transformaciones en el medio rural, así como de
sus actores, sus proyectos, sus objetivos y sus identidades.
El trabajo de Eduardo Santiago Nabor, “Construcción de género en mujeres
jornaleras del Valle de Zamora, Michoacán”, tiene en su mirada el considerar
a las feminidades de la agroindustria como un proceso de socialización que
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