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VERÓNICA RODRÍGUEZ CABRERA
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JOSÉ JAVIER MAISTERRENA ZUBIRÁN
Introducción. De flujos, organización y transformaciones en el campo mexicano
(A. Bartra, 1985; R. Bartra, 1974; Paré, 1979; Polanco, 1979; Warman,
1973;1976). Bajo esta perspectiva, definir a los actores implicaba definir al
campesino, al ser identificado como la figura principal en el campo y en el
medio rural en general. Sirva el siguiente ejemplo, para ilustrar cómo se buscó
identificar las características que definían a este actor en particular:
“Campesino es todo aquel trabajador rural que se dedica al cultivo de la
tierra o a actividades pecuarias, en compañía de su familia, sin importar el
régimen jurídico que le corresponda (pequeño propietario, aparcero, etc.); su
empresa no está basada principalmente en la explotación de fuerza de trabajo
asalariada, sino en la mano de obra que él mismo y los miembros de su familia
aportan… Finalmente, por sus condiciones de producción, el campesino está
subordinado económica, social y políticamente, a otros sectores sociales que
ejercen la dominación” (Díaz, 1975: 45).
Esta tarea resultaba necesaria, precisamente, para al menos reconocer y
nombrar el tipo de movimiento presente en la ruralidad, además para ubicar
el papel y la contribución de este actor en el cambio social, así como para
poner de manifiesto el tipo de alianzas estratégicas que se podían entablar con
otros sectores sociales y para lograr establecer si éstos corresponden a la base
social o si tienen una composición distinta (Díaz, 1975).
Dilucidaciones que trascendieron teóricamente, en tanto recordemos que
para la teoría marxista clásica los campesinos parcelarios no eran considerados
potenciales actores para el cambio y transformación social. En tanto, no forman
una clase, tienen un carácter inmovilista, son conservadores y de vocación
reaccionaria, además de ser unidades aisladas que carecen de lazos e iniciativa
política y tienen que ser representados por el señor que los protege de las demás
clases. De ello se deriva que su contribución al cambio revolucionario del
campesinado está condicionado a que abandone su condición de propietario
y adopte la del proletariado, única clase cuya naturaleza es salvaguarda para
el cambio (Engels, 1894).
Sin embargo, en México como en muchos países de América Latina los
hechos vinieron a contradecir a la teoría marxista, ya que los campesinos e
indígenas han tenido una participación relevante en los distintos movimientos;
llámeseles: revueltas, levantamientos, luchas, invasiones, reivindicaciones, así
como en los procesos de organización: de corte institucional, independientes
o autónomos, que han tenido lugar en el campo mexicano.
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