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GISELA LANDÁZURI BENÍTEZ
Escribir un libro desde, con y para los atlapulquenses
1. Introducción
San Gregorio Atlapulco y, en general, la delegación Xochimilco han sido
lugares a los que estudiantes de la UAM-Xochimilco acuden con frecuencia
a realizar investigaciones trimestrales y finales. Así mismo los académicos de
las diferentes divisiones que han incorporado en sus proyectos de investigación
aspectos problemáticos sobre esa zona chinampera, llevan varias décadas
refiriéndose a ella. En algunos momentos, y en son de reclamo, los pobladores
a los que he solicitado entrevistas mencionaron las múltiples ocasiones en que
habían sido objeto de estudio, sin que se enteraran de qué sirvió su palabra,
cómo se usó y el producto de esa investigación. En una ocasión incluso
cuestionaron la investigación que se asienta en el área de sociales, frente a
su necesidad de atender el problema hidráulico de los canales y chinampas. 2
En lo que a mi labor se refiere, a veces he tratado de subsanarlo, entregando
a los pobladores copias de los artículos que hemos escrito o de los documentales
que hemos producido, incluso materiales que consideramos importantes para
denunciar el deterioro actual de las chinampas, tema que no es novedoso
para ellos, más bien es una preocupación central. Siempre me pregunto si les
aportan algo dichos escritos.
Después de años de escribir fundamentalmente para la academia, me hice la
pregunta de cómo contribuir a la reflexión-difusión de las problemáticas asociadas
a las chinampas, como la extracción del agua, el nivel y contaminación de los
canales, el crecimiento de la mancha urbana, la pérdida de los conocimientos
del manejo de ese ecosistema, etcétera. Con el tiempo fui entendiendo la
necesidad de que estas reflexiones se propagaran entre la población, que
ha tomado otros caminos ocupacionales y particularmente entre los niños y
jóvenes atlapulquenses, que en muchos casos rara vez pisan las chinampas.
Justamente algunos productores expresaban su preocupación por la
distancia que las nuevas generaciones han tomado, no sólo de la actividad
productiva chinampera, en tanto actividad económica, sino como un referente
identitario, que implica territorio, paisaje, eco símbolo, conocimiento ancestral,
entre otros elementos propios de su cultura.
La zona lacustre de la Ciudad de México fue la principal abastecedora de hortalizas y flores de
la zona metropolitana, desde la época prehispánica hasta mediados del siglo pasado. Hasta la
fecha se cultiva sobre un sistema agrícola, construido por el ingenio humano, sobre el agua.
Dada la importancia arqueológica, histórica y cultural de la zona en 1987, la UNESCO la declaró
Patrimonio cultural de la humanidad.
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