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148 GISELA LANDÁZURI BENÍTEZ Escribir un libro desde, con y para los atlapulquenses 1. Introducción San Gregorio Atlapulco y, en general, la delegación Xochimilco han sido lugares a los que estudiantes de la UAM-Xochimilco acuden con frecuencia a realizar investigaciones trimestrales y finales. Así mismo los académicos de las diferentes divisiones que han incorporado en sus proyectos de investigación aspectos problemáticos sobre esa zona chinampera, llevan varias décadas refiriéndose a ella. En algunos momentos, y en son de reclamo, los pobladores a los que he solicitado entrevistas mencionaron las múltiples ocasiones en que habían sido objeto de estudio, sin que se enteraran de qué sirvió su palabra, cómo se usó y el producto de esa investigación. En una ocasión incluso cuestionaron la investigación que se asienta en el área de sociales, frente a su necesidad de atender el problema hidráulico de los canales y chinampas. 2 En lo que a mi labor se refiere, a veces he tratado de subsanarlo, entregando a los pobladores copias de los artículos que hemos escrito o de los documentales que hemos producido, incluso materiales que consideramos importantes para denunciar el deterioro actual de las chinampas, tema que no es novedoso para ellos, más bien es una preocupación central. Siempre me pregunto si les aportan algo dichos escritos. Después de años de escribir fundamentalmente para la academia, me hice la pregunta de cómo contribuir a la reflexión-difusión de las problemáticas asociadas a las chinampas, como la extracción del agua, el nivel y contaminación de los canales, el crecimiento de la mancha urbana, la pérdida de los conocimientos del manejo de ese ecosistema, etcétera. Con el tiempo fui entendiendo la necesidad de que estas reflexiones se propagaran entre la población, que ha tomado otros caminos ocupacionales y particularmente entre los niños y jóvenes atlapulquenses, que en muchos casos rara vez pisan las chinampas. Justamente algunos productores expresaban su preocupación por la distancia que las nuevas generaciones han tomado, no sólo de la actividad productiva chinampera, en tanto actividad económica, sino como un referente identitario, que implica territorio, paisaje, eco símbolo, conocimiento ancestral, entre otros elementos propios de su cultura. La zona lacustre de la Ciudad de México fue la principal abastecedora de hortalizas y flores de la zona metropolitana, desde la época prehispánica hasta mediados del siglo pasado. Hasta la fecha se cultiva sobre un sistema agrícola, construido por el ingenio humano, sobre el agua. Dada la importancia arqueológica, histórica y cultural de la zona en 1987, la UNESCO la declaró Patrimonio cultural de la humanidad. 2