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NAYELY MELINA REYES MENDOZA l JUAN CARLOS MIJANGOS NOH
Marco de acción para la emancipación: educación no formal y participación comunitaria
2. Hay un reconocimiento de la capacidad autogestiva y para la solución
de problemas y la puesta en práctica de ideas que surgen de la misma
población. Esto se refleja en iniciativas de cursos y talleres que han sido
impartidos por los mismos habitantes de la población.
3. Se da una reapreciación de las virtudes de la solidaridad comunitaria y la
puesta en común de preocupaciones, ideas y soluciones a los problemas
comunes.
4. Hay una resignificación respecto de cómo se interpretan el discurso y la
acción de los gobernantes y agentes estatales, incluyendo los partidos
políticos. Estos ya no son vistos solamente como proveedores de dádivas,
sino como actores que solamente se presentan en tiempos de elecciones,
desaparecen fuera de estos periodos y contribuyen a mantener intactas
las relaciones de opresión.
5. Hay un replanteamiento del proceso educativo. Ya no se asocia este
solamente con la asignación de calificaciones o la obtención de certificados
sino con el aprendizaje eficaz para mejorar la vida. También se perciben
los mismos habitantes como parte fundamental del proceso y no como
“beneficiarios” de una acción educativa externa.
6. Se van vislumbrando posibilidades de un uso más racional de los recursos
que provee el entorno comunitario y se ha iniciado una activa reflexión
acerca de su aprovechamiento.
7. Se ha reforzado el sentido de pertenencia a la comunidad entre los jóvenes
participantes al recuperar saberes de antaño e historias leídas con una
perspectiva crítica que cuestiona el estatus quo y contraviene la versión
de la historia desde el punto de vista de los opresores.
Después de este breve recuento de pequeños logros se puede apreciar la
coincidencia de nuestras acciones con la definición de educación intercultural
crítica señalada por Walsh (2009: 25) que la plantea como:
Una praxis pedagógica crítica, intercultural y decolonial que pretende pensar
no sólo “desde” las luchas de los pueblos históricamente subalternizados,
sino también “con” sujetos, conocimientos y modos distintos de estar, ser y
vivir, dando un giro a la uninacionalidad y monoculturalidad fundantes de
la empresa educativa y su razón moderno-occidental-capitalista, para dar
centralidad, más bien, a la vida y, por ende, al trabajo aún incompleto de la
humanización y descolonización.
La casa apenas se está construyendo pero las manos para hacerla se
siguen multiplicando.