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SONIA COMBONI SALINAS
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JOSÉ MANUEL JUÁREZ NÚÑEZ
La interculturalidad y el diálogo de saberes
“otro” en función de la cercanía a mi mundo de vida. Desde esta perspectiva,
las formas de vida ligadas a construcciones culturales establecen espacios de
diálogo y de comprensión, diferenciándose a la vez del otro distinto.
2.2. Lengua e identidad
Es por ello que la lengua, lo etnolingüístico constituye un núcleo fundamental
en la construcción de la identidad colectiva y en la delimitación del otro, en
este contexto se entiende a la lengua como:
El proceso a través del cual se vive y se expresa un estilo étnico determinado,
que posee códigos y significados; es justamente en la lengua donde reside
la fuerza de la cultura cuando tiene que desarrollarse en situaciones de
dominación, subordinación y de enfrentamiento con ellas (Devalle, 1992: 45).
Por lo tanto, podemos afirmar que la resistencia y persistencia de una
cultura, así como su liberación, se fundamentan en el uso, presencia y
permanencia de su lengua.
Desplazar una lengua vernácula equivale a desplazar los sistemas más
profundos de cognición y de expresión de una comunidad. Incluso cuando
los individuos consienten la asimilación, es enormemente difícil suprimir su
lengua materna. Como se sabe, la lengua se une estrechamente al concepto de
uno mismo: personalidad, pensamiento, identidad del grupo, creencia religiosa
y rituales culturales, formales e informales.
Por otra parte, si la lengua refleja valores sociales y culturales, la pérdida
de la lengua ocasiona un cambio de valores y de universos de comprensión
del mundo. En principio, el cambio de lengua no está afectado por las
representaciones reflexivas sobre la lengua en cuestión, sino por una serie de
sistemas ideológico/simbólicos que se asocian con el dominio de productos de
la cultura occidental y tecnológica. Entre ellos, se consideran el individualismo,
la conducta inmediatista o pragmática y el materialismo consumista. En tanto
que las estructuras universales del lenguaje se basan no sólo en la lógica del
mundo exterior, sino también en la lógica de las operaciones de razonamiento
y valoración (Muñoz, 2010: 110).
De manera muy semejante, Descartes propuso que el lenguaje humano
constituye un mecanismo secundario de expresión o traducción de estructuras
cognitivas que lo determinan enteramente, ya que los procesos de pensamiento
puro son primarios para dar cuenta de los procesos de semiosis (signos), pero
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