ALMADENA 2013 | Page 33

NARRATIVA EN BACHILLERATO

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Fábula “El perro irrespetuoso”

María Fernanda Fuentes

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Había una vez un perrito que irrespetaba a los demás. No tenía buena relación con sus compañeros de clase porque era grosero, irrespetuoso, los gritaba y les pegaba, aunque en ocasiones algunos compañeros se reían y aplaudían sus fechorías, cuando necesita de su ayuda en las tareas o trabajos lo ignoraban. Un día llego una osita muy bonita, amable y compañerista, el perrito quedo flechado de inmediato; pasados unos días trato de llamar su atención pero la osita no le ponía cuidado porque era demasiado grosero y se aprovechaba de otros.

Él intento conquistarla con chocolates, flores, cartas, pero a ella no le gustaban los animales patanes y aprovechados y siempre le decía que ¡No!

Un día decidió que debía ser más caballero, atento, respetuoso y amable con todos sus compañeros. En los siguientes días se comportó de una manera muy diferente a la habitual, ayudaba a sus compañeros, compartía y era amable, hasta llegó a defender a los más débiles de sus agresores. La osita por fin lo aceptó al comprobar que ya no era un patán sino todo un caballero.

MORALEJA: Ser respetuoso, considerado y amable siempre tiene su recompensa.

El ojo de la cámara

Gareth Sella

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- Tú, dije serio, ¿sabes que me gusta?

- Yo, dijo ella, de manera orgullosa.

- No, dije con una suave sonrisa, me gusta tu imagen, la imagen tuya que se puede apreciar a través del ojo de la cámara.

Desperté inquieto y aburrido. Lo único que está conmigo es mi cámara y mi chica. Una de las dos por obligación. Salí de mi casa, no muy arreglado. Llevaba una bufanda, una camisa cuello V, un pantalón algo roto, unos zapatos desgastados, un sombrero y colgando de mis hombros una mochila, en la que guarde mi cámara, una libreta y un esfero.

Aborde un taxi con rumbo a ninguna parte. Solo dije: me puede llevar a donde encuentre el “éxtasis de la inspiración”, el conductor me miro de manera extraña y respondió: conozco el lugar que busca, es ningún lugar. El carro empezó su trayecto, mientras sostenía una cómoda conversación acerca de qué queremos en la vida y si alguna vez encontraremos la felicidad total saque mi cámara y con su ojo capte las hermosas imágenes del paisaje. El carro ascendía por un camino calmado, rodeado de nubes, un ambiente de paz.

Después de la prolongada conversación surgió una pregunta interesante por parte del conductor ¿qué espera del lugar a donde va, chico?, respondí, con la mirada perdida entre aquellas nubes parecidas al algodón, un lugar en donde mi apariencia no importe, solo mi alma, mi esencia, el ojo de mi cámara.

El camino fue una espera larga acompañada de colores y formas alteradas, que quedaron plasmadas en el ojo de mi cámara. El taxista siempre me acompaño, nunca me dejo en el camino.