Cuántas veces no hemos escuchado que la sonrisa es nuestra carta de presentación al mundo. Tomando en cuenta esta frase, solemos preocuparnos por cómo lucen nuestros dientes, pero no es la única estructura de la boca a la que debemos brindarle nuestro interés. Por eso, esta vez daremos a conocer una técnica eficaz de cepillado dental, para que tengan plena confianza de sonreirle al mundo.
Mantén tu boca limpia, sana y bonita.
Por qué hablar de la cavidad bucal si sólo lo utilizamos para comer se preguntará algunos, pues bien, justamente porque es la primera parada de la comida a través del sistema digestivo debemos darle la importancia que merece. Comenzaremos hablando de los tejidos blandos, las mucosas.
Dentro de la mucosa bucal encontraremos tres clases distintas, de revestimiento, masticatoria y especializada integradas por epitelio escamoso estratificado ya sea no queratinizado, paraqueratinizado u ortoparaqueratinizado y por tejido conjuntivo subyacente.
Sabemos que la función de la boca es rasgar, masticar, triturar los alimentos pero este proceso está ayudado por una sustancia...la saliva proveniente de las glándulas salivales mayores, a las que les dedicaremos un apartado especial en esta edición, y menores nos facilitarán esta función.
Ahora, si bien los dientes son nuestros protagonistas en este tema lo que los va a enmarcar son, por supuesto, los labios.
Estos se dividen en 3 regiones: la superficie de piel, la zona bermellón y la superficie mucosa (interna).
Los labios, superior e inferior, están en contacto protegiendo la entrada a la cavidad bucal y su núcleo se encuentra formado por fibras de músculo esquelético confiriendoles movilidad.
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