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Pero pronto el plan empezó a desviarse de los resultados que Money esperaba.
A pesar de todos los tratamientos hormonales y las características de la crianza,
“Brenda” no parecía adaptarse a la identidad femenina. El padre ha contado a
posteriori que “era tan evidente para todos, no sólo para mí, que era masculino”.[237]
En una de las desgrabaciones de los archivos de Money, se lo escucha quejarse: “La
niña tiene muchas características de 'marimacho'”[238]. La cuestión se empezaba a ir
de las manos del célebre profesor, y éste decidió que era tiempo de intervenir en la
crianza con mayor ahínco desde sus conocimientos psicológicos. Así fue que comenzó
haciendo hincapié en que “Brenda” asentara su nueva identidad femenina
comprendiendo la diferencia existente entre los órganos sexuales de los hombres y las
mujeres, recurriendo de esta forma a las diferencias naturales para negar… lo natural.
Pero a medida que la “niña” se negaba a adoptar su nuevo género, el doctor se veía
obligado a aplicar enfoques cada vez más extremos. Pidió tener sesiones conjuntas con
los gemelos, a quienes les hacía quitarse la ropa, mirarse mutuamente, ensayar poses
sexuales y someterse a sesiones fotográficas. Los dos niños cumplían un papel no muy
diferente del que pueden cumplir dos ratas de laboratorio. El citado psicólogo Andrés
Irasuste ha reflexionado al respecto: “Nosotros nos preguntamos qué tanta distancia
existe acaso en verdad entre un John Money y un Josef Mengele”.[239]
El último intento de Money consistió en intentar convencer a “Brenda” de
someterse a una cirugía que perfeccionara su vulva rudimentaria y se le pudiera
construir una vagina artificial. A los trece años de edad, llegó a entrevistarla con un
transexual para que éste la persuadiera respecto de las bondades de la cirugía. Pero
“Brenda” se negó, y pidió a sus padres no volver a ver nunca más al doctor Money.
El experimento social no dejó de ir a contrapelo de lo que su mentor había
predicho. “Brenda” tuvo varios intentos de suicidio, y sus padres, desesperados,
decidieron que era hora de dar marcha atrás y contarle la verdad sobre su propia
historia. Así fue como esta “niña” de laboratorio decidió ser lo que siempre había sido:
un niño. Y se llamó a sí mismo “David”, en referencia a la lucha de David contra
Goliat. De inmediato, David dejó los tratamientos hormonales y se hizo un implante de
pene, pero jamás pudo superar los daños psicológicos creados por el experimento de
género. Su familia, tampoco. Brian, el hermano gemelo, jamás pudo aceptar la verdad y
terminó cayendo en la esquizofrenia, muriendo en el año 2002 de una sobredosis.
La frustración de David se incrementó cuando descubrió que Money había
presentado al mundo académico su experimento social como un éxito rotundo que
probaba la veracidad de la ideología de género. En efecto, éste había publicado un
libro de gran trascendencia que se tituló Hombre y niño, mujer y niña. “Su conducta es