Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 38
sino que estaba llamado a reinventarse. No otro que Ludwig von Mises, uno de los
máximos referentes de la Escuela Austríaca de Economía, advirtió en 1922 por dónde
se había empezado a desviar el feminismo y por cuáles vías se daría su desarrollo,
dejándolo plasmado en un párrafo que vale la pena reproducir y que sería interesante
que muchos libertarios que culturalmente hoy resultan funcionales al neomarxismo lo
tuvieran en consideración: “Mientras el movimiento feminista se limite a igualar los
derechos jurídicos de la mujer con los del hombre, a darle seguridad sobre las
posibilidades legales y económicas de desenvolver sus facultades y de manifestarlas
mediante actos que correspondan a sus gustos, a sus deseos y a su situación financiera,
sólo es una rama del gran movimiento liberal que encarna la idea de una evolución
libre y tranquila. Si, al ir más allá de estas reivindicaciones, el movimiento feminista
cree que debe combatir instituciones de la vida social con la esperanza de remover, por
este medio, ciertas limitaciones que la naturaleza ha impuesto al destino humano,
entonces ya es un hijo espiritual del socialismo. Porque es característica propia del
socialismo buscar en las instituciones sociales las raíces de las condiciones dadas por
la naturaleza, y por tanto sustraídas de la acción del hombre, y pretender, al
reformarlas, reformar la naturaleza misma”.[70]
No se equivocaba Mises, y así fue como las subsiguientes olas del feminismo no
sólo se despojaron del discurso liberal, sino que se reubicaron en la trinchera del
frente.
II- La segunda ola del feminismo
Si la primera ola del feminismo puede comprenderse como la preocupación por
el lugar que la mujer ocupa en la sociedad iluminada por el marco conceptual del
liberalismo, la segunda ola feminista se puede entender como dicha preocupación vista
a través de los lentes de la ideología marxista y el socialismo.
Aquí debemos efectuar una aclaración importante: muchos estudios sobre
feminismo suelen dar un salto desde la ola sufragista que acabamos de ver,
directamente a la “ola contemporánea” (llamada por ellos “segunda ola”) que tiene su
punto de arranque en 1968, año del “Mayo Francés”. Ignoramos la razón, pero el
feminismo de corte marxista, siguiendo este esquema, termina marginado de la historia
del feminismo. De tal suerte que nosotros hemos decidido recuperarlo bajo los términos
de un lugar destacado, ubicándolo como la “segunda ola” del feminismo, en razón de
que su ataque a la propiedad privada y el capitalismo serán elementos que se
trasladarán, más tarde, al feminismo de nuestros tiempos como parte central de su