Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 31

la oposición al orden capitalista y a los valores occidentales en los que aquél se sostiene. Esta generación permanente del conflicto es recomendada por el sociólogo venezolano Rigoberto Lanz cuando anota que el socialismo del Siglo XXI sólo puede tener éxito “apostando duro por el impulso de prácticas subversivas que propaguen el efecto emancipatorio de las rupturas, de los conflictos, de las contradicciones”.[58] Las coincidencias entre los autores llaman la atención y deben ser remarcadas a riesgo de caer en la redundancia, pues es lo que nos da la pauta de que estamos ya no frente a una “propuesta” sino frente a una clara estrategia en marcha. En efecto, el teórico alemán Heinz Dieterich, ex asesor de Chávez y célebre académico del “socialismo del Siglo XXI”, argumenta algo muy parecido a lo de sus colegas cuando escribe que no se trata de la búsqueda de un mítico “sujeto de liberación predeterminado, sino del reconocimiento de que los sujetos de liberación serán multiclasistas, pluriétnicos y de ambos géneros”[59] y que “la clase obrera seguirá siendo un destacamento fundamental (...) pero probablemente no constituirá su fuerza hegemónica”.[60] Por su parte, el pensador neomarxista ruso Alexander Buzgalin[61] también ha declarado que una premisa objetiva “del socialismo del siglo XXI es la asociación de los trabajadores y ciudadanos en general (...) así se suman a los sindicatos los diversos movimientos sociales (mujeres, etnias discriminadas por el racismo, campesinos, ecologistas, etc.), las organizaciones no gubernamentales y las asociaciones informales no permanentes y muy flexibles que agrupan a gentes movidas puntualmente por causas comunes”.[62] Pero López Velasco se queja de una importante omisión que el ruso hace en su trabajo: “nos llama la atención que Buzgalin omita (a no ser que lo hayamos leído mal) a los movimientos homosexuales (gays y lesbianas) en el arco iris de los movimientos asociativos que germinan como semillas del asociativismo participativo-decisorio requerido por/en el socialismo del siglo XXI”.[63] El filósofo y ex guerrillero[64] boliviano Álvaro García Linera, actual vice- presidente de Evo Morales, hace especialmente hincapié en la cuestión indigenista en concreto, y explica esta traslación del sujeto revolucionario dada entre el histórico “obrero explotado” al actual “indígena colonizado” a través del hilo conductor del marxismo: “Iniciamos así una relectura, o más bien una ampliación de nuestra mirada, desde lo obrero muy centrado en Marx, o al menos en las obras clásicas de Marx y Lenin, hacia la temática de lo nacional, de lo campesino, hacia la temática de lo que se llama las identidades difusas. Ahí nace una etapa —hacia el año 1986— que se mantiene hasta hoy, de preocupación en torno a la temática indígena… supe incorporar la temática indígena en un esfuerzo por volverla comprensible y entendible a partir de las categorías que yo tenía; mi autoformación era básicamente marxista. (...) Comienza una obsesión, con distintas variantes, a fin de encontrar el hilo conductor sobre esa temática indígena desde el marxismo”.[65] Y seguidamente realza el proyecto