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Y como si el cúmulo de datos arrojados no confirmasen que la tendencia
homosexual es autodestructiva, cabe agregar el documento científico sobre 750 casos
publicado por el gobierno norteamericano (elaborado por el National Center for
Biotechnology Information), el cual nos dice que la población sodomita sufre una
preocupante tendencia al suicidio: los hombres homosexuales y bisexuales padecen un
riesgo 14 veces mayor de intentar un suicidio que una persona no homosexual[595].
Sobre esto último, el psiquiatra español Aquilino Polaino señaló que el trastorno
obsesivo es un rasgo común entre la comunidad homosexual, lo que podría explicar las
altas tasas de suicidios[596], dado que la población sodomítica, aunque
porcentualmente pequeña, constituye sin embargo el 62,5% del total de suicidios
analizados en el informe citado.
Pero todavía hay más acerca de este desprecio por la vida y este patológico
apego homosexual a la autodestrucción: “Yo jugué a la ruleta rusa del sida” es el
escalofriante título del largo y completo informe publicado por el diario El Mundo de
España en 2010: “La excitación comienza antes de traspasar la puerta, mucho antes de
contemplar los cuerpos desnudos y entablar contacto físico. Desde el momento en que a
través de internet se fija un día y un lugar, los nervios están a flor de piel. Los
convocados imaginan una y otra vez cómo se desarrollará la particular orgía a la que
van a asistir, quién será quién en la ruleta rusa sexual. Una peculiar reunión en la que
uno de los participantes tiene un arma que excita al resto. No es una pistola. Es la
infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El fenómeno surgió en
Estados Unidos en la década de los ‘90, justo cuando apareció el cóctel de fármacos
antirretrovirales capaz de mantener la enfermedad a raya. Ahora, estas fiestas empiezan
a ganar adeptos en España (…) Las autoridades sanitarias conocen desde hace tiempo
la existencia de esta peligrosa práctica. Los propios Centros de Prevención y Control
de Enfermedades de EEUU (CDC) han realizado investigaciones sobre el asunto,
tratando de averiguar por qué alguien quiere contraer un virus que mata a dos millones
de personas cada año y cuya incidencia se ha duplicado en los hombres que mantienen
relaciones homosexuales, especialmente entre los más jóvenes. Gordon Mansergh, de la
división de VIH de los CDC y autor de uno de estos estudios, concluye tras encuestar a
554 hombres gays y bisexuales en San Francisco que ´la principal razón para tener sexo
sin protección y sin preocupación, es que experimentan mucho más placer y se sienten
emocionalmente más conectados con la pareja, sin barreras de ningún tipo´.
Pero no es sólo eso. Algunos participantes en las fiestas de la ruleta rusa lo
hacen por dejar de sentirse aislados y diferentes e, incluso, porque han vivido tanto
tiempo con miedo a infectarse que si, finalmente contraen el virus, se sienten aliviados
(…) Las orgías de sexo a pelo entre seropositivos y seronegativos llevan dos décadas