Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 154
cuales 25 de ellos fueron criados por madres de lesbianas y 21 por madres
heterosexuales (cada adoptado fue indagado a la edad promedio de 23 años), las
respuestas de estos jóvenes fueron las siguientes: ante la pregunta de si consideraban
posible mantener una relación sexual homosexual, el 56% de quienes fueron educados
por parejas homosexuales dijeron que sí mientras que sólo el 14% de quienes fueron
educados por parejas normales contestaron de manera afirmativa. El 24% de los
criados por parejas homosexuales ya había tenido relaciones homosexuales mientras
que ninguno de los criados por madres normales había tenido relaciones homosexuales.
Finalmente, el 8% de los criados por madres lesbianas se asumía como homo o
bisexual, mientras que ni uno solo de los educados por parejas heterosexuales se
asumía de esa forma[467]. Otro estudio muy ilustrativo por lo masivo (4640 casos
estudiados) fue el de Cameron y Cameron (elaborado en 1996), en el cual de entre toda
la numerosa muestra, 17 jóvenes afirmaron tener al menos un padre homosexual. De esa
pequeña porción, el 35% del total se identificaron como homosexuales y ante la
pregunta de si habían mantenido relaciones sexuales incestuosas (es decir, si habían
sido abusados por sus padres), la respuesta fue que 5 sobre los 17 (es decir el 29%)
padecieron tal aberración, mientras que sólo 28 sobre los 4623 entrevistados restantes
(es decir el 0.6% de hijos de padres heterosexuales) sufrieron la repugnante
agresión[468].
Además de los riesgos expuestos, en 2010 el doctor George A. Rekers (profesor
de neuropsiquiatría y ciencias del comportamiento en la escuela de medicina de la
Universidad de Carolina del Sur en USA) presentó su informe científico sobre otras
secuelas que padecerían los niños adoptados por parejas homosexuales en simposio en
México dedicado al efecto, y arribó a las siguientes conclusiones: “existía mayor
probabilidad de que los menores adoptados desarrollen una tendencia homosexual, que
aquellos que viven con madre y padre, ya que los menores tienden a vivir y copiar los
roles de vida de sus padres” añadiendo que además estos padecen “Mayor
promiscuidad en su adolescencia o madurez, adicciones, desórdenes psiquiátricos,
tendencias suicidas y elevado número de enfermedades de transmisión sexual “ [469]
Y si bien es cierto que aún no existen datos suficientes o categóricos como para
arribar a conclusiones definitivas y no hay todavía estudios estadísticos totalizadores
que nos permitan poner fin a la polémica[470], ya existen numerosos libros con
testimonios de personas que tras haber sido educadas por padres homosexuales narran
experiencias tan dolorosas como desagradables y que por motivos de decoro nos
negamos a transcribir[471].
Por lo pronto y ante “la duda”, va de suyo que lo que se debería haber hecho
tanto en la Argentina como en los países que aprobaron legalmente esta riesgosa