La mayoría de las personas piensan que los dibujos animados
son simplemente un entretenimiento, dirigido preferentemente
a los niños. Sin embargo, si profundizamos un poco, podemos
encontrar información precisa sobre el universo cultural.
Tenemos el caso de la serie Don Gato y su pandilla (HannaBarbera), producida en 1962. Ahí vemos al protagonista
caracterizado como inteligente, sagaz, manipulador... que
desarrolla planes muy bien formulados con el objeto de salir
de la situación marginal que representa el modo de vida de los
miembros de la pandilla. Pese a la perfección de esos proyectos,
termina siempre fracasando, con lo que se plasma como un
perdedor. Aquí se manifiesta un modelo ideológico concreto:
al interior de una sociedad paternalista que brinda al marginal
la oportunidad de integrarse a ese conjunto, principalmente a
través del trabajo productivo (que en la serie es visto como un
valor social), es el marginal quien rechaza esa oportunidad.Todos
los miembros de la pandilla reniegan de este tipo de trabajo.
grupo.Así pues, los proyectos de Don Gato,
pese a su bien pensada planeación, estarán
irremediablemente condenados al fracaso
debido a que se fundamentan en la mentira
y en el fraude, es decir, que generalmente
se basan en acciones transgresoras de
lo legal o que, cuando menos, rozan lo
que socialmente está sancionado como
prohibido. En resumen, lo que vemos en
Don Gato y su pandilla es una sociedad
buena que intenta acoger a los marginales,
y esto conlleva una postura ideológica.1
Utilizando ciertos modelos de análisis,
podemos extraer en no pocas ocasiones
información precisa sobre las condiciones
socioculturales en que se generó uno de
estos productos “populares” o de “de
entretenimiento”.
Otro ejemplo lo constituyen Los
Picapiedra (Hanna-Barbera, 1960) que, pese
a la graficidad, presentan, entre otras cosas,
una apología de los electrodomésticos.
Y ¿qué decir del cine comercial?
películas como Planet of the Apes (El
Planeta de los simios, Franklin J. Shaffner,
1968), Demolition Man (El demoledor,
Marco Brambila, 1993) y The Terminator
(El exterminador, James Cameron, 1984,
Un estudio amplio sobre este aspecto lo podemos encontrar en Chávez Mendoza y González Vidal (2007).
1
Don gato y su pandilla (1961)
En este sentido hay que tener en cuenta la época y el
lugar en que surgió el programa (principio de los sesenta en
Estados Unidos), marcados por una reconstrucción económica
después de la segunda guerra mundial, de manera que había la
posibilidad de dar a la sociedad satisfactores que le redundaban
en cierta comodidad.
Las bondades de la sociedad se sintetizan, de cierto modo,
en el policía Matute, que aunque celoso de su deber, nunca ejerce
una represión que empeore la situación de los integrantes del
Los Picapiedra (1966)
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