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Al inicio del último capítulo “El diente del Ojitos”, la madre de Pedro, con rebozo y vestido negros, les pregunta con preocupación a Meche (hermana de El Cacarizo) y a El Ojitos por su hijo. Ella sabe que Pedro no se encuentra en la Escuela Granja. Cerca del final, El Jaibo, en venganza por la denuncia pública que hiciera Pedro sobre el asesinato de Julián, lo mata a palos (como a Julián y como Pedro lo hiciera con las gallinas) en el pesebre donde los familiares de El Cacarizo tiene algunos males de granja17. El abuelo de El Cacarizo y Meche, a mitad de la noche, meten el cuerpo de Pedro en un costa l, lo suben en una burra y lo llevan a un tiradero de basura. En el camino, se cruzan con la madre de Pedro que, con la misma vestimenta negra, sigue buscando a su hijo. Advertimos en este pasaje la recreación de la leyenda de la Llorona. No debemos olvidar dos factores fundamentales que confirmarían lo anterior: a) el anhelo tan grande que tenía Pedro por recuperar el amor de su madre siempre lejana y b) las traiciones que comete ella misma con el padre (o padres) de sus hermanos y con El Jaibo. Este último acto de deslealtad deconstruye algunos pasajes bíblicos: la amistad tan estrecha entre Cristo y Pedro, por un lado, y, por el otro, las palabras que les dirige Cristo desde la cruz a su madre y a Pedro: Finalmente, en la escena que Meche y su abuelo recorren el barrio en dirección al basurero para tirar el cuerpo de Pedro, encontramos una nueva deconstrucción bíblica. Ahora se trata del momento en que José, María, montada en un burro, y su hijo recién nacido huyen hacia Egipto a causa de la amenaza lanzada por Herodes de matar a todos los primogénitos hebreos. Don Carmelo, el ciego, al escuchar los disparos que el policía lanza contra El Jaibo para matarlo, exclama hacia el cielo con emoción y furia: “¡Uno menos! ¡Uno menos! Así irán cayendo todos. ¡Ojalá los mataran a todos antes de nacer!” Veamos cómo el anciano reproduce, de cierta manera, la sentencia de Herodes. Bibliografía citada. Cros, Edmond. Literatura ideología y sociedad. Madrid: Gredos, 1985. Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. México, D.F.: Patria, 1983. Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. México, D.F.: FCE, 2004. Ramos, Samuel. El perfil del hombre y la cultura en México. México, D.F.: ESPASA- CALPE, 2001. Y estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Y como vio Jesús a la madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.” (Juan 19:25-27). Uranga, Emilio.Análisis del ser del mexicano. Guanajuato, México: Gobierno de Guanajuato, 1990. Zea, Leopoldo. Conciencia y posibilidad del mexicano. México, D.F.: Porrúa, 2001. 16 Tomamos la selección que hiciera Miguel León-Portilla conocida como Visión de los vencidos, México, UNAM, 2005. 17 Resulta elocuente que, en esa escena, el cuerpo inerte de Pedro, entre paja, yace en el piso del pesebre y una gallina blanca se posa sobre su vientre. 31