ISBN 0124-0854
N º 196 Marzo de 2013 y electrónicos que nos rodean. En Valledupar y en Bogotá se ha protestado por la instalación de antenas de telefonía. Se alega que produce cáncer y dolores en las piernas. La agresividad de la gente llegó a tal extremo que se abandonó la idea de efectuar las instalaciones. en el mundo hay más de 1,4 millones de antenas, instaladas hace más de cincuenta años.
Se exagera el peligro, pues de igual manera estamos expuestos a multitud de elementos cancerígenos presentes en el ambiente, comenzando por el padre Sol, indispensable para la vida, pero causante de millones de casos de cáncer de piel en el mundo, entre ellos el mortífero melanoma maligno. Pero a nadie se le ha ocurrido recomendarnos, a los que vivimos en el soleado Trópico de Cáncer( y en el de Capricornio), que al salir a la calle nos cubramos como beduinos para evitar tan peligroso enemigo.
Basta con evitar la exposición de la piel desnuda a los rayos intensos del medio día, y el peligro de desarrollar un cáncer de piel se vuelve remoto. Pero no desaparece. Los temidos campos electromagnéticos podrían causar cáncer en algunas personas con alta predisposición, pero se requeriría para ello una exposición prolongada, frecuente y muy cercana y, además, que la intensidad de los campos fuese notable. Las advertencias sobrepasan por mucho el peligro, que no es superior al de desarrollar cáncer de pulmón conviviendo con un fumador. Recordemos que
Camaleón de Madagascar, foto de Suzuki Steem tomada de http:// taukeclick. blogspot. com / 2012 / 12 / suzuki-esteem. html
Y algunas recomendaciones carecen de todo fundamento científico. Un médico alternativo recomienda ubicar encima, a un lado o detrás del monitor de un computador o de cualquier electrodoméstico, cristales de cuarzo individuales, y así se elimina y protege de la contaminación electromagnética creada por electrodomésticos, receptores de televisión y hornos de microondas. Ignorancia crasa.
Un metaestudio sobre la incidencia del cáncer y los campos electromagnéticos de baja frecuencia, llevado a cabo por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, dice:“ Nuestro comité evaluó más de quinientos estudios, y al final podemos decir que las evidencias no apuntan hacia el hecho de que estos campos atenten contra la salud”. En 1994