Agenda Cultural UdeA - Año 2013 ABRIL | Page 24

ISBN 0124-0854
N º 197 Abril de 2013 su criterio y la porfiada flauta de la música de su estilo. Admiro el Cultivo del Maíz, que les dio valor poético en Antioquia a las faenas de que vivimos, repudiadas o menospreciadas por la literatura meticulosa; que despojó el paisaje de la retórica, de la frase hecha, de la sentencia pseudomoral; que nos dio la naturaleza descuidada como ella es, un cielo multicolor y un bosque caprichoso, que pobló las faldas y las hondonadas de frescos inmortales, y nos devolvió el maíz en canastilla de novia, que enriqueció el arte americano con retratos macizos de peones y de aldeanos, y rompió las trabas del concepto sutil para acercarse a la comprensión popular, por medio de imágenes nativas y de palabras llanas. Por la obra de Gutiérrez González circula el alma de este pueblo, su fuerza y su pasión por el trabajo; y las mujeres comarcanas se mueven allí con un sello de nobleza y distinción que jamás se les había dado. Fue un golpe decisivo para los versos ceremoniosos, las pasiones falsificadas, la naturaleza apócrifa, para todo el abarrote español de factura madrileña o mestiza. Al perderse la balumba de ejercicios de ortología y métrica de los pedantes clásicos, ¿ a dónde fueron los versos de Cultivo del maíz? Fueron a todas partes: subieron como galanes por escalas de seda al retrete de las damas; invadieron a la sombra del jardín los costureros; se sentaron en los grandes salones; loquearon entre los
chismes del tocador; fueron marmitones en las cocinas; se mezclaron a las meriendas de las familias; y, huyendo de las ciudades, recorrieron los campos, convidando los vecindarios al trabajo y la energía, con sus notas estimulantes. Epifanio siguió a Gregorio, como la cenefa al muro, como cuadritos de dibujo limpio, de luz mermada, como de respiración contenida, pero tan apegados a la tierra antioqueña, que son su aderezo de fiesta, los zarcillos de esa judía errabunda que Jorge Isaacs acaba de requerir de amores como a una doncella del Viejo Testamento. Se diferencian. Si Gregorio compara, el otro expone; si el uno se expande, el otro se limita; si el de la casa de Aures traza grandes círculos al aire libre, el del cortijo del Caunce se recata bajo los árboles para acabar sus miniaturas, esmerilar y bruñir sus joyas. Más fluyente el primero, más opíparo, más luminoso; Epifanio, sosegado, tímido, confidente; los dos igualmente queridos y saludados como heraldos de la montaña. Un día se confundieron en El Parnaso, tanto así los acerca la fuente de sus inspiraciones; Vergara y Vergara incluyó en las poesías de Gutiérrez González la“ Historia de una tarde”, de Epifanio Mejía. Oíd a las partes. Mejía reclama a Vergara y Vergara: La historia de una tarde Marchita hoja Que escapóse de mi alma