Agenda Cultural UdeA - Año 2012 SEPTIEMBRE | Page 7

ISBN 0124-0854
N º 191 Septiembre de 2012 y estudiosas como lo éramos nosotras dos. Yo llegué a adquirir la convicción de que el pelo tirante constituía realmente una gran superioridad moral, y, sin embargo, veía siempre con gran admiración las otras niñas cuyas cabezas“ vacías por dentro” al decir de las Madres, tenían por fuera aquella agradable apariencia que las daban los rizos y las ondas usadas contra todo reglamento. A pesar de nuestra superioridad mental, recuerdo que yo siempre me sentí en el fondo muy inferior a las del pelo flojo. Las heroínas de las novelas las colocaba también en este bando de las sienes cubiertas, el cual constituía a las claras, lo que las Madres llamaban con bastante desdén“ el mundo”. Nosotras, junto con las Madres, el Capellán del Colegio, las doce Hijas de María, los Santos del año Cristiano, el incienso, las casullas y los reclinatorios, pertenecíamos al otro bando. En realidad, yo nunca tuve verdadero entusiasmo de partido. Aquel malvado“ mundo” tan aborrecido y despreciado por las Madres, a pesar de su vil inferioridad, aparecía siempre ante mis ojos deslumbrante y lleno de prestigio. Nuestra superioridad moral resultaba para mí una especie de carga, y recuerdo que la llevé siempre llena de resignación y pensando con tristeza que, gracias a ella, no desempeñaría en la vida más que papeles oscuros y secundarios.
Lo que quiero explicarte ahora es que en estos cuatro meses he variado por completo de ideas. Creo que me he pasado con armas y bagajes al abominable bando del mundo y siento que he adquirido en él una elevada graduación. Ya no me considero en absoluto personaje secundario, estoy bastante satisfecha de mí misma, me he declarado en huelga contra la timidez y la humildad, y tengo además la pretensión de creer que valgo un millón de veces más que todas las heroínas de las novelas que leíamos en verano tú y yo, las cuales, dicho sea entre paréntesis, me parece ahora que debían estar muy mal escritas.
En estos cuatro meses, Cristina, he pasado por muchos ratos de tristeza, he tenido impresiones desagradables, revelaciones desesperantes y, sin embargo, a pesar de todo, siento un inmenso regocijo porque he visto desdoblarse de mí misma una personalidad nueva que yo no sospechaba y que me llena de satisfacción. Tú, yo, todos los que andando por el mundo tenemos algunas tristezas, somos héroes y heroínas en la propia novela de nuestra vida, que es más bonita y mil veces mejor que las novelas escritas.
Es esta tesis la que voy a desarrollar ante tus ojos, relatándote minuciosamente y en las auténticas novelas todo cuanto me ha ocurrido desde que dejé de verte en Biarritz. Estoy segura de que mi relato te interesará